La Molina, donde la esencia de la nieve y el esquí han marcado una larga historia

Dedicada en cuerpo y alma a la nieve y a punto de celebrar las bodas de platino, La Molina instaló el primer remonte de todo el estado español en 1943.

El nuevo telecabina de La Molina fue instalado en 1999 FOTO: FGC
El telecabina de La Molina sube a las familias cómodamente hasta la parte más alta de la estación FOTOS: FGC

Prácticamente han pasado 75 años desde que La Molina estrenó el primer remonte. Fue en el invierno de 1943, gracias a la instalación del telesquí de Fontcanaleta y el primero de todo el estado español.

A pocos meses de la efemérides, el Grup FGC está preparando un amplio programa de actos populares de cara al mes de febrero del 2018. Unas propuestas que se irán desvelando en breve. Todo ello, irá sumado a los más de 3 millones de euros de inversiones previstas, que sin duda ayudarán a mejorar gran parte de los servicios.

La Molina, la estación decana


Casi once décadas han pasado desde que unos aficionados subieron con tartanas hasta la collada de Toses. Su objetivo era deslizarse por las pendientes de la zona. Un área en la que se alzaba una pequeña serrería.

Conocida como Molina, la máquina para serrar troncos era movida por la fuerza del agua. El agua de la balsa de Alp y un pequeño hostal era todo lo que daba de sí la zona.

La aventura de aquel invierno del 1908 fue el desencadenante de la popularización del esquí. Y es que los amantes de la nieve seguían llegando a La Molina con una diligencia. La tartana cubría el trayecto entre la localidad pirenaica de Ripoll y Puigcerdà. Un trayecto que se mantenía limpio a golpe de pala entre Alp y La Molina.

La estación ceretana fue protagonista del nacimiento del esquí por todo el estado

La llegada del tren a Puigcerdà, en 1923, marcó un antes y un después a la futura estación invernal. Un año más tarde, ya se organizó el primer cursillo de esquí. Y las pistas de Fontcanaleta fueron igualmente protagonistas de los primeros Campeonatos de Cataluña y estatales de esquí de fondo y alpino, respectivamente.

La entrada en funcionamiento del Chalet, el primer alojamiento del centro invernal a cargo del Centro Excursionista de Cataluña (CEC) en 1925, añadió otro salto cualitativo. Sin obviar, el centro médico que atendía desde 1940 a los accidentados del deporte blanco.

La Molina fue la primera del estado español que instaló un remonte

La Molina instaló en solitario el primer telesquí de Fontcanaleta. La innovación del invierno del 1943 causó furor. Y es que los esquiadores ya no tenían que remontar a pie la montaña, antes de descender.

Tres años más tarde, la estación implantó el segundo remonte, conocido como el telesilla del Turó de la Perdiu. Pese a ello, la expansión del centro invernal llegaría en 1954 gracias a la implantación del telecabina de dos plazas a los 2.280 metros del Puig de Alp.

El telecabina prolongó la estación hasta la Tosa
El telecabina prolongó la estación hasta la Tosa

Al cabo de un año, se prolongaba esta línea hasta arriba de Tosa con un telesquí. En la cima de la Tosa se construyó el refugio del Niu de l’Àliga. El refugio propone todos los servicios de restaurante y bar con una amplia terraza.

Junto al Torrent Negre y Roc Blanc, la estación llegó a ser un referente del esquí

La década del sesenta estuvo marcada por la apertura del Torrent Negre y Roc Blanc. La zona se cubrió con más remontes. Las nuevas instalaciones le otorgaron a partir de los años setenta un sello de referencia en el mundo del esquí en todo el país.

Inicios de la estación
Inicios de la estación

La Molina fue pionera en la enseñanza del esquí. No en vano, el Centre Excursionista de Catalunya (CEC) impartía clases desde 1944. Un aval que se reiteró en 1968, al fusionarse con la Escuela Española de Esquí.

Hans Breitfuss, entrenador austríaco del CEC a inicios del sesenta, fue uno de los precursores de la Escuela Española en la estación ceretana. El profesor explica que;

“en aquellas épocas éramos tan sólo una quincena de profesores, el trabajo sólo era de sábado y domingo ya que entre semana no había nadie “.

Y si hasta el 1977, los remontes eran gestionados por dos empresas, en 1978 el dominio se unificaba en una sola empresa y forfait único.

La Molina en sus inicios después de una gran nevada
La Molina en sus inicios después de una gran nevada

La Molina no se puso límites, sino todo al contrario. En 1985, el centro invernal pasaba a formar parte de Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña.

“El mismo año se instalaron los primeros cañones de nieve. Muchos meses de febrero jugábamos al fútbol por la falta de nieve”. explica Hans.

Pronto llegarían los acuerdos bilaterales entre el Ayuntamiento de Alp, Masella y La Molina para conectar ambas pistas. Se esta forma, la puesta en marcha del nuevo telecabina de ocho plazas, en sustitución del de dos, volvió a dar un plus a la estación ceretana.

“Las pistas están ahora en perfectas condiciones, muchas de ellas con nieve artificial y muy bien conectadas. Una estación de gran proyección donde se desarrollan cada año eventos internacionales desde hace mucho inviernos”, ultima Breitfuss.

Donde la nieve ha hecho historia

La Molina y Masella, juntas forman el dominio Alp 2500

El telecabina amplió el área esquiable y dio como resultado Alp 2500. Masella y La , las estaciones más cercanas a Barcelona, comparten desde entonces un forfait conjunto y 141 km de pistas.

La estación decana es conocida igualmente para la celebración de grandes pruebas internacionales, Actualmente, posee un total de 68 Km. de descensos, servido de 63 pistas y 15 remontes mecánicos de última tecnología. Sin obviar, un inmejorable snowpark -herencia del Mundiales de snowboard del año 2011- concentrado en la zona del Alabaus.

 

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