
Los Vallées de Gavarnie constituyeron el pasado verano una agencia turística para dar a conocer los encantos de una región que posee lugares maravillosos muy cerca de nuestras fronteras. Pierrefitte-Nestalas, Barèges-Tourmalet, Gavarnie, Val-d’Azun y Argelès-Gazost forman parte de esta iniciativa del departamento de Hautes Pyrénées.
Cinco son las estaciones de esquí de este gran valle que se extiende desde Lourdes a Gavarnie: Grand Tourmalet, Garvarnie, Cauterets, Hautacam y Luz Ardiden, nombres de sobra conocidos por los aficionados al ciclismo, no en vano cada año el Tour de Francia suele finalizar alguna de sus etapas en la cima de estos colosos pirenaicos.
Pudimos visitar las tres primeras estaciones y la impresión no pudo ser más satisfactoria pese a que el tiempo no acompañó demasiado.

Grand Tourmalet, la más grande
Grand Tourmalet es, con sus 100 km repartidos en 68 pistas, la estación más grande del Pirineo. Esta temporada ha rebautizado uno de sus trazados como ‘Tour de France’, en homenaje a la carrera francesa que tantas gestas ha vivido en sus laderas. El dominio tiene dos vertientes, Barèges y La Mongie. Las bajadas del lado de Baréges son boscosas y ofrece esta vertiente muchas posibilidades de fuera pista y un descenso de freeride espectacular como es el Pic du Midi de Bigorre.
En La Mongie, en Artigues Coume Park, se halla una pista de 10 km y 1.700 metros de desnivel que hace las delicias de los freeriders. La estación cuenta con un servicio de autobús que traslada a los esquiadores a pie de pistas. La Jaune, La Verte o La Violette son tres de sus itinerarios más apreciados.
El Pic du Midi
Si se llega a La Mongie es imprescindible dedicar un tiempo a la visita del Pic du Midi, a 2.877 metros de altitud y Patrimonio Mundial de la Humanidad, donde se ubica un observatorio astronómico que constituye una atalaya excepcional desde donde se divisa la mayor parte de la cadena pirenaica. Un espectáculo para la vista y de sensaciones ante un paisaje colosal que se descubre ante el visitante. Más de 300 km de montaña a nuestros pies y que pueden ser observados desde cualquier punto pero especialmente desde una pasarela de doce metros de longitud que ofrece la impresión de volar.

Un espacio de interpretación invita a reclinarse en cómodas butacas para contemplar un techo abovedado en el que las ilusiones ópticas jugando sobre un fondo estelar no deja indiferente a nadie.
Existe la opción de pasar una noche en el Pic du Midi en la que un especialista en astronomía alecciona sobre la observación del cielo a través de un potente telescopio en la Cúpula Charvin. Hay una parte del observatorio no abierta a los visitantes y de uso exclusivo de los investigadores.
Para los más esquiadores atrevidos y experimentados, el Pic du Midi tiene cuatro descensos: La Coume du Pic, diez km de bajada en un desnivel de 1.700 metros hasta Artigues-Campan; La Classique, un km de desnivel y 45 minutos de descenso por la vertiente sur para llegar hasta Barèges; La Roche Noire, exclusivamente para los más diestros sobre las tablas, discurre por debajo del teleférico y acaba en La Mongie; y Le Jardin Botanique, paralelo al anterior. Esta zona es un auténtico paraíso del freeride.

Gavarnie, un circo monumental
Lo primero que llama la atención al llegar a este encantador y retirado pueblo es la magnificencia de su circo, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco desde que en 1997 obtuviese esa distinción al estar incluido en el macizo del Monte Perdido. Desde cualquier punto desde donde se contemple, su grandiosidad abruma. Se puede llegar hasta él dejando el pueblo por un camino muy fácil y asequible, con la posibilidad de llegar hasta su cascada, la más alta de Europa. Muy cerca, el circo de Troumouse con su lago Aires, el circo d’Estaubé donde viven marmotas, o el Plateau de Saugué con su vista panorámica sobre Gavarnie. Todo ello rodeado de cimas de más de tres mil metros de altitud como Vignemale, Monte Perdido y la famosa Brecha de Roland. Hay la opción de hacer la visita a caballo y también hay zonas de barranquismo. El circo cuenta con numerosas vías de escalada y la vía ferrata Chaos de Coumély.

La estación de esquí de Gavarnie cuenta con 28 pistas que totalizan 40 km esquiables. Se trata de un espacio ideal para aprender a deslizarse sobre los esquís, aunque los más experimentados tienen a su disposición cinco pistas negras y ocho rojas.
Situada muy cerca de la frontera española (Bielsa), Gavarnie se encuentra a una altitud de entre 1.850 y 2.400 metros y a diez minutos del pueblo. Puede llegarse en coche o con el autobús gratuito que presta servicio desde el pueblo. Cuenta con una pista verde de 5 km, Les Marmottes, la más larga de los Pirineos.

Cauterets, el Canadá pirenaico
Así se conoce a la estación de Cauterets-Cirque du Lys por la calidad de su nieve. A sus 38 km esquiables repartidos en 22 pistas puede llegarse en coche o en el telecabina que parte del mismo pueblo. Si se va en coche hay que aparcar en Le Courbet y desde allí coger un telecabina.
Entre los 1.730 metros de su cota baja hasta los 2.450 de su cima, se ofrece una buena variedad de pistas. Es una estación cómoda, pequeña y asequible y cuya forma de ‘C’ hace imposible perderse pues todas las pistas acaban en el mismo sitio.
Hay poco fuera pista pero la calidad de su nieve y sus pistas bien trabajada compensan esta carencia. Para los que quieren más adrenalina tienen dos pistas negras como Orchis o Combe cuya pendiente les dejará satisfechos.
Sus trazados son cortos pero la pista Cretes recorre toda la estación por el perfil de la montaña, ofreciendo un espectáculo visual único. Cuenta con snowpark, zona de debutantes, remontes rápidos y modernos casi todos, una pista de trineos para los que no esquían y tres solariums.

El pueblo tiene un encanto especial, con edificios históricos de un estilo arquitectónico Belle Époque que le da un aire de decadencia elegante. Pero donde no hay decadencia es en la vida del pueblo, muy animada, con multitud de comercios y una gran oferta de restauración y hotelera.

Si tienen ocasión no duden en alojarse en el Hotel Le Lion d’Or donde recibirán un trato familiar y atento y podrán disfrutar de unas instalaciones decoradas con un gusto exquisito y donde no falta un detalle.

La tradición de las termas y oferta gastronómica
El termalismo es algo inherente al Pirineo, se pierde en la historia de la región. Hoy en día sigue vigente y las ofertas son muy variadas, desde pequeñas y antiguas termas hasta modernos centros de relax y bienestar.
En Luz Saint Sauveur se encuentra Luzea, en Cauterets Les Bains du Rocher. Barèges también tiene su centro termal, así como Argelès-Gazost (Le Jardin des Bains) y Bagneres de Bigorre (Aquensis), por citar los de la zona.
En cuanto a la gastronomía se centra en la cocina de montaña, imprescindible para combatir el frío. Platos potentes, con contenido y sin filigranas para recuperar las fuerzas perdidas tras una jornada en las pistas. La garbure es una sopa de legumbres con pato y ‘camayou’, el hueso del jamón de la zona. El ‘gâteau a la broche’ y los confits, sean de oca o de pato, constituyen los principales platos de Hautes Pyrénées.