
El canadiense James Crawford ha dado la campanada en L’Eclipse de Courchevel para convertirse en el nuevo campeón del mundo de super G. Crawford, de 25 años, ha superado por una sola centésima a uno de los grandes favoritos, Aleksander Aamodt Kilde, que se ha colgado la plata que supone su primera medalla en un Mundial. El bronce ha sido para Alexis Pinturault, que tras el oro de la combinada se ha hecho con el bronce al llegar a 26 centésimas en la pista donde creció y ya talismán.
Igual que Marta Bassino en el super G femenino de la víspera, Crawford ha dado la gran sorpresa al ganar sobre un trazado marcado por el suizo Reto Nydegger. Había que empujar y ser preciso encarando puertas, llegando a una última parte más técnica en la que se podía ceder mucho tiempo.
Y allí ha sido donde Crawford, décimo dorsal y que no cuenta con ninguna victoria en la Copa del Mundo, ha hecho saltar la banca superando por una sola centésima a Kilde, que se las prometía felices. Su mayor éxito hasta hoy era el bronce olímpico en la combinada de Pekín y cuarto en el descenso de esos Juegos.

Kilde, con la miel en los labios
El noruego, que había salido justo antes que el canadiense, ha destronado a un Pinturault que ha vuelto a exhibirse una vez más en su escenario natural. Sin presión, y sobre un recorrido mucho más exigente que el del martes en la combinada, el francés ha volado marcando un tiempo de referencia para el podio.
Kilde le ha superado en 25 centésimas gracias, sobre todo, a su imponente físico que le permite solventar mejor las situaciones de riesgo cuando traza al límite. Pero su alegría ha durado poco porque Crawford le ha desalojado de la silla caliente de inmediato.
El canadiense no se lo creía. Salía de una aparatosa caída en el super G de Wengen hace un mes y con una evidente falta de confianza, a tenor de sus resultados en las cinco carreras posteriores que disputó en la Copa del Mundo. Ha subido tres veces al podio, las dos últimas esta temporada en los descensos de Beaver Creek (3º) y Bormio (2º). El tercero, este sí de super G, lo logró en el de Kvitfjell en marzo del año pasado detrás de…Kilde.
En super G sólo Atle Skaardal ha sido capaz de colgarse dos oros en un Mundial. Fue en Sierra Nevada 1996 y Sestriere 1997. La de Crawford ha sido la undécima medalla de oro de Canadá en un Mundial, la segunda en super G tras la de Erik Guay en St. Moritz 2017.

Marco Odermatt, cuarto y ganador de cuatro de los seis super G de este invierno (los otros dos fueron para Kilde), se ha quedado a nueve centésimas del podio después de una bajada casi perfecta. Pero ha pagado caro una salida lenta y un par de curvas en las que se ha ido un poco largo. Vigente campeón olímpico de gigante, sigue buscando su primera medalla en un Mundial. Raphael Haaser, bronce en la combinada del martes, evidencia su buen estado de forma cerrando el ‘top 5’. Su compatriota Vincent Kriechmayr, que defendía el título, ha acabado duodécimo tras bajar con poca fe en el tramo inicial, ir a más en el intermedio y volver a levantar el pie al final.
Marco Schwarz, sexto, ha perdido el podio en la penúltima puerta después de llegar con siete centésimas en verde al último sector. Pero se ha desequilibrado, ha salvado la puerta casi de espaldas y allí se le ha ido la opción. El austriaco de 27 años, especialista en slalom y gigante, ha cosechado hoy su mejor resultado en super G, superando la novena plaza de Cortina de hace dos semanas.
Albert Ortega ha finalizado 33º, cediendo 2″84.
El Mundial se reanudará el sábado con el descenso femenino (11 h).