Falta un mes para la celebración del Mundial de esquí alpino en Courchevel y Meribel. Y las condiciones de nieve no son las más óptimas.
El gerente de Meribel es optimista
Las estaciones de los Alpes franceses siguen acusando las elevadas temperaturas y las lluvias, las cuales han mermado los gruesos de nieve. Añadir que el tiempo corre en su contra y es que el Mundial dará el pistoletazo de salida el 6 de febrero y se alargará hasta el 19.
«El clima ha tenido un impacto. Llegamos un poco tarde, pero no va a ser nada catastrófico», explicó Yannick Favières, gerente de pista en Méribel, sede de las carreras femeninas.
“Después de la gran ola de frío de diciembre, habíamos producido el 50% de la nieve. Teníamos unos 70 cm de nieve en toda la pista, perdimos casi 30 centímetros”, detalló, debido a las altas temperaturas que han afectado a las estaciones de esquí francesas.
La pista del Roc de Fer (de 2.140 a 1.432 m) sigue abierta a los clientes y profesionales de la estación, en especial al equipo femenino francés que ha estado entrenando allí estos últimos días.
“Falta casi una semana de producción para estar bien y tener el volumen de nieve necesaria”, añade Favières.
Las áreas más bajas de las pistas las más afectadas de cara al Mundial
La nieve, en su mayoría artificial, se ha producido con los cañones de nieve programada cuando las temperaturas son negativas. La producción puede aumentar cuando el frío es más intenso.
“Aún queda trabajo por hacer de cara a la competición, es decir, los movimientos de tierra y las distintas plataformas de salida”, añadió el directivo, que cuenta con las nevadas anunciadas a principios de la semana que viene.
La zona baja de Courchevel, sede de las carreras masculinas, tienen algunos problemas en la parte baja. Sèbastien Santon, responsable de la nueva pista Eclipse, explica que;
«nos falta nieve en la última parte, los últimos 500 metros. Las altas temperaturas no nos han ayudado. Todavía necesitamos tres noches frías».