La Federación Internacional de esquí (FIS) quiere dar un fuerte impulso a sus deportes, una intención lógica pero que choca con cierta precipitación desde que Johan Eliasch tomase el mando. En el caso del esquí alpino, en su vertiente competitiva, es un deporte minoritario. Más por la afición que arrastra que por el número y calidad de competidores. Lo cierto es que son los países centroeuropeos los que concentran cantidad y calidad, tanto en deportistas como aficionados.

Son varias las propuestas las que se cuecen en el seno de la FIS. Mundiales anuales, Juegos de la FIS, cámaras incorporadas en los atletas que transmitan una sensación más intensa en el espectador, o documentales que muestren el ‘Circo’ por dentro. Lo que sea para revitalizar un deporte que lo necesita y que quiere subir al carro de la globalización.
La llegada de Johan Eliasch al frente de la FIS, tras los 23 años de mandato de Gian Franco Kasper, quien a su vez relevó los 57 años presidenciales de Marc Holder, ha conllevado una perspectiva distinta de llevar una federación internacional. El millonario sueco, exdirector ejecutivo de Head, propuso dar al Mundial un carácter anual. La FIS lo ha descartado, en parte viendo la reacción de buena parte de los atletas.
Lara Gut no ha tardado en pronunciarse y ha dicho que “el calendario actual no es lógico y sería importante parar dos semanas durante las vacaciones navideñas. No le veo sentido al proyecto”. La FIS ha reaccionado rápido y Michel Vion, su secretario general, ha admitido que “rápidamente nos dimos cuenta que organizar el Mundial cada año, excepto los años olímpicos, sería degradar el valor de la competición. Federaciones de otros deportes han dado este paso y ya se están arrepintiendo”.
Hay la voluntad de innovar por parte de la federación internacional y una de las ideas es la de organizar unos Juegos FIS. En ellos se citarían los mejores de todas las disciplinas de esquí que tutela la federación. Su periodicidad sería cada cuatro años impares en los que no haya Juegos Olímpicos. Se habla de una primera edición en 2024, pese a que no hay un proyecto definido ni sede alguna elegida, aunque Noruega ha anunciado verbalmente su intención de organizar el nuevo evento.

A los fondistas y saltadores la idea les parece bien, pero en el esquí alpino ya se ha alzado alguna voz discordante. Henrik Kristoffersen ha dado su opinión diciendo que “lo veo difícil sobre todo a nivel logístico; no hay muchos países capaces de organizarlo”. Leif Kristian Nestvold-Haugen, representante de los atletas en la FIS, añade que “lo bueno de que haya Juegos cada cuatro años y Mundiales cada dos es que dan un valor añadido a los títulos. Entiendo que la FIS quiera llenar el hueco los años en que no hay estas dos competiciones, pero no se puede ir hacia una inflación de medallas. Creo que ahora hay un buen equilibrio entre vender el producto maximizando su valor frente a la reducción del valor de cada competición”.
La FIS parece decidida a llevar adelante el proyecto y el noruego Erik Roste, miembro de la federación internacional, ha explicado que en la reunión del Consejo el pasado sábado en Soelden se trató el tema: “Dentro de dos a tres semanas, las cosas deberían estar listas. Es necesario comenzar una planificación adecuada con rapidez. No sabemos muy bien cómo será el concepto pero habrá Juegos FIS en 2024”.
Esa precipitación en innovar se ha dado de bruces con la realidad hace bien poco, con la anulación de los descensos Zermatt-Cervinia la semana pasada. Las pruebas estaban previstas para la temporada 2024 pero Eliasch se empeñó en llevarlas a cabo este invierno, lo que Urs Lehmann, presidente de la federación suiza, ha calificado de “regalo envenenado”.
Por último, Marco Odermatt, defensor del Gran Globo y del de gigante, ha dado su opinión de cómo debería ser la Copa del Mundo. “Para mí está claro: todas las disciplinas inadecuadas, como la combinada y los paralelos, finalmente deberían eliminarse. En su lugar debería haber diez descensos, diez super G, diez gigante y diez slaloms. Esto daría a todos las mismas oportunidades; de este modo un especialista en velocidad tendría la misma oportunidad de ganar la general absoluta que un especialista en técnica”, ha explicado Odermatt.