
Las estaciones de esquí preparan la temporada cruzando los dedos. Después de pasar un año en blanco por culpa de la pandemia, han puesto todo su empeño en tratar de normalizar su día a día y recuperarse de un balance catastrófico, especialmente en Francia. Antonio Martín es el responsable de la oficina de turismo de Les Angles y lleva muchos años trabajando en este sector en el país vecino.
«Fue la primera vez que las estaciones francesas no pudieron abrir, vivimos una situación muy extraña; nadie se lo imaginaba. Pensábamos poder abrir por Navidad, después las autoridades sanitarias dijeron de esperar hasta las semanas blancas en febrero y el golpe definitivo fue el 7 de enero cuando dijeron que no habría temporada», empieza narrando.

Supervivencia contable
Con la estación cerrada no hay ingresos. Ni para la estación ni para otras muchas actividades económicas dependientes de ella. Martín explica que «fue una temporada en blanco, lo pasamos mal; un invierno sin trabajar, lo que supuso paros parciales, Ertes… Tuvimos las ayudas del Estado, que nos cubrió los sueldos de los empleados de la estación. Pero primero las estaciones tuvieron que poner el dinero y después el Estado lo devolvía. Hablo de la estación pero también hay que tener en cuenta las tiendas de alquiler de material, restauración, hoteles y alojamientos. Toda esta gente lo ha pasado también bastante mal. Con este dinero, un 75% de lo facturado dos años atrás, antes de la pandemia, pudimos sobrevivir. Por encontrar algo positivo del confinamiento, aunque es complicado encontrarlo, podría decir que nos permitió hacer trabajos que durante la temporada no podemos hacer».
Los plazos y sus retrasos, hasta el ‘no’ definitivo, que iban dando los responsables sanitarios no hicieron más que añadir incertidumbre a la situación. «Ante esa indecisión las estaciones ya estaban preparadas sin saber si abriríamos. Eso conlleva producir nieve, preparar pistas y otras labores que originaron unos costes. El Estado fue alargando el cierre. Primero hasta Navidad, después febrero y al final no pudimos abrir, que fue el remate».

Locos por abrir
La intención de los responsables de Les Angles es abrir el último fin de semana de este mes. De no poder ser, la apertura se realizará en el Puente de la Purísima. Martín explica que «después de un invierno cerrados, no faltan ganas de abrir. Este año el Puente se presenta bien, son cinco días. La parte alta de pistas ya tiene un buen grosor de nieve, la semana que viene se anuncia nieve y mucho frío. Estamos preparándolo todo y nuestra duda es si el público comprará forfait de temporada. Con el precedente del año pasado, nos entra la duda. Sabemos que hay ganas de esquí, que quieren venir y nosotros estamos dándolo todo. Y también hay que decirlo: tenemos que hacer caja, vivimos de la venta de forfaits cuyo precio no hemos subido».
Repetir la experiencia del pasado invierno sería una catástrofe para las estaciones francesas, sean alpinas o pirenaicas. «Otra temporada cerrados sería inviable para cualquier estación, ninguna lo podría superar. Sería un desastre económico para la montaña y para otros muchos sectores directa o indirectamente relacionados. Y en Les Angles todos estamos relacionados con la estación y del turismo que atrae; dependemos de ello. La farmacéutica de Les Angles, por poner un ejemplo, me confesó angustiada que sin el turismo tendría que cerrar porque entre Les Angles, Matemale y Formigueres apenas se llega a una población estable de 1.500 personas».