Pere Aragonés, presidente de la Generalitat, ha enviado una carta al Comité Olímpico Español (COE) pidiendo iniciar formalmente las negociaciones para reactivar la candidatura olímpica Pirineus-Barcelona 2030 y organizar los Juegos de Invierno dentro de nueve años, según informa Catalunya Radio. Antes se convocará una consulta para avalar esta candidatura, tal como acordó ERC con la CUP. Dos semanas después de que Pedro Sánchez mostrase su respaldo a la candidatura, Aragonés ha iniciado los trámites.
El proyecto olímpico nació en 2010 para cristalizar en 2020 y su existencia ha sido una auténtica montaña rusa. La situación económica del país, el exiguo peso deportivo de España en los deportes de invierno y la necesidad de infraestructuras son un pesado lastre que la candidatura afrontaba hace diez años y también ahora.
Jordi Hereu, alcalde socialista de Barcelona en aquel momento, lanzó la idea que Josep Huguet, de ERC y entonces conseller de Empresa, definió como “fantasmada condenada al fracaso”. Xavier Trias, de CiU, relevó a Hereu al frente de la alcaldía y retomó la idea, posponiéndola para 2026. Ada Colau, elegida en 2015, paralizó el proyecto pero ahora parece que el nuevo clima de diálogo entre Estado y Generalitat puede propiciar que la candidatura vuelva a coger fuerza. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ha mostrado su apoyo al proyecto.
Salt Lake, Vancouver y Sapporo también aspiran a albergar los Juegos de Invierno de 2030. En la candidatura española se cuenta con la presencia de Jaca aunque no se incluye el nombre en el proyecto, detalle que ha molestado a las autoridades aragonesas pero que finalmente se ha aceptado. La confrontación entre ambas comunidades por este tema han sido numerosas. Finalizaron cuando el COE impuso una candidatura conjunta.
Si en los Juegos de Barcelona 92 el papel de Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, fue fundamental, en esta ocasión es Pere Miró, director adjunto del COI, quien aparece como pieza clave.