Llega el tramo final de la temporada, y la que podría haber sido el último halo de esperanza para las pistas andorranas, ha sido un fiasco, asegura Grandvalira. Una temporada en la que la estación de Andorra ya ha anunciado que perderá más del 90% del global de facturación.
Las restricciones de movilidad entre las comunidades españolas por Semana Santa han vuelto a pasar factura al Principado. A excepción de los vecinos de la comarca catalana de L’Alt Urgell, equiparada con Andorra, el resto de esquiadores de otras zonas de proximidad lo tienen vetado.
Grandvalira trabaja con ilusión la campaña estival, que comenzará antes este año si todo va bien con muchas novedades y una oferta muy interesante.

Grandvalira especula alargar la temporada el fin de semana después de Pascua
Juan Ramón Moreno, director de Grandvalira-Nevasa, explica que ha sido una temporada en blanca, tras haber perdido el total del esquiador internacional y el de proximidad.
“La temporada es para olvidar en todos los sentidos, el bofetón ha sido tremendo desde el punto de vista de ingresos. El esquiador internacional se ha perdido todo. En un momento dado creímos en el mercado de proximidad, pero este también se ha perdido”, explica Moreno.
La apertura de las pistas andorranas ha sido de forma parcial todo el invierno para los residentes. Sin embargo, Grandvalira Resorts ha decidido finalizar la campaña, pese a las restricciones y falta de turismo, con 135 Km en Grandvalira y 30 en Ordino Arcalís.

“Está claro que la Semana Santa también se ha pedido, la gente no podrá venir. Pese a ello, queremos terminar con buen sabor de boca y por este motivo hemos ampliado el número de pistas”.
Unas medidas que, aunque pese a ser demasiado tarde, podrían dar un vuelco. Y es que, con el permiso de la pandemia, Andorra podría equipararse a Catalunya a partir del día 9 de abril.
“Podría haber una opción después de Semana Santa. Si la cosa no empeora, hay nieve todavía y los catalanes pueden venir a partir del 9 de abril, a lo mejor nos replanteamos las cosas y alargamos el fin de semana después de Pascua para que puedan esquiar y cierren la temporada con buen sabor de boca. Cierto que es una mera especulación, ya que la fecha de cierre es el día 5 de abril y, por tanto, hay que ir día a día”, añade el director.
Una temporada para olvidar
La campaña se ha perdido prácticamente toda entera. La operativa de los mercados internacionales se cerró a inicios de invierno. Pese a ello, Grandvalira ha trabajado todo el invierno la nieve sin perder la esperanza.
“La temporada pasada llevábamos una facturación de récord, pero la comparativa es demoledora, las pérdidas son enormes.
“Hicimos un gran esfuerzo a inicios de temporada, tirando mucha nieve de cañón para tenerlo todo a punto para cuando hubiese alguna relajación, con inversiones muy altas con la nieve artificial. Trabajar pensando que podíamos a abrir y hemos llegado así hasta el final”.
Grandvalira mira al futuro con optimismo
Lo perdido, perdido está. Por lo que Grandvalira ya está inmersa en el verano e invierno próximo. También ven con optimismo el pasaporte verde de la CE, sobre todo de cara la temporada próxima.
“Empezamos ya a trabajar para el invierno que viene y también con ilusión la campaña estival, que comenzará antes este año si todo va bien con muchas novedades y una oferta muy interesante. Actividades que estarán presentes en varios sectores de la estación. Se contemplan actividades para diversos target -turismo familiar, gente que viene sola…-, sin obviar los refugios de montañas, entre otros”.
“Igualmente, hemos tanteado el mercado internacional y los operadores más importantes británicos son optimistas, ya tienen reservas de cara a la temporada que viene. Hay que esperar cómo evolucionan las cosas”.
Cierto que las actividades al aire libre no producen contagios dadas las medidas sanitarias. La empresa andorrana mira por y para la seguridad de los clientes con todas las garantías.
“Trabajamos con todas las herramientas sanitarias, con medidas en todos los remontes con el fin de mantener las distancias en las colas, sistemas de reserva previos en los restaurantes, mucho control con gel hidroalcohol o cabinas desinfectadas con sistema fotocatalítico de larga duración”, concluye el director de Grandvalira-Nevasa.