En una entrevista a AP Mikaela Shiffrin plantea ciertas dudas respecto a su carrera deportiva. La temporada pasada, aciaga para ella con la muerte de su abuela, la de su padre en un accidente doméstico y la abrupta cancelación del circuito por el Covid-19, no pudo revalidar por cuarta vez su condición de vencedora absoluta de la Copa del Mundo.
Shiffrin no aborda en ningún momento la opción de colgar los esquís pero sí se pregunta si «vale la pena estar seis meses fuera de casa, y más este año que la competición se disputa casi íntegramente en Europa. No estoy en casa a menudo; mi hermano ha vuelto a vivir con nosotras, no lo veré en mucho tiempo y si no fuera porque mi madre viaja conmigo ahora no estaría aquí; eso es seguro».

La muerte de Jeff, su padre, ha sido un duro golpe para toda la familia. «Antes me preocupaba por ganar carreras y es posible que lo vuelva a hacer. Mi abuela falleció en octubre de 2019 y seguí centrada en la competición. Pero cuando murió mi padre y dejé de competir pensé que no volvería a hacerlo. No creo que mi padre deseara que parase por él. Pero me resulta difícil saber durante cuánto tiempo valdrá la pena seguir viajando y estar fuera de casa. El esquí es mi pasión y quiero seguir, por esto estoy aquí. Pero en algún momento será demasiado para mi», asegura Shiffrin.
Expresar sentimientos en público
Recluida en su casa por el confinamiento al que obligó la pandemia, las redes sociales fueron una vía de desahogo para Mikaela. «Me resulta más fácil hablar de eso en público que en privado. La gente esperaba que yo me sintiera así, así que es casi más fácil decirlo públicamente. A veces es más sencillo decirle algo al público en Instagram, algo que quizás ayudaría a otras personas, y eso es un poco de motivación para hablar de ello. Cuando hablo en privado de ello con cualquier persona, es mucho más difícil hablar de este tema».
El mes pasado se asoció con un grupo de seis patrocinadores para crear el Fondo de Resiliencia de Atletas Jeff Shiffrin, con el objetivo de mantener los gastos de entrenamiento para los atletas estadounidenses durante la epidemia y con los Juegos de Invierno de Beijing a 16 meses vista.

Irregularidad en los entrenamientos
Ha estado 16 semanas sin calzarse unos esquís, el doble que en una pretemporada normal. Estuvo diez días entrenando en Copper Mountain y después dos semanas en Mount Hood. Llegó a Europa la semana pasada y ha estado entrenando con el equipo austriaco en Soelden. «Mi padre estuvo aquí un par de veces. No puedo evitar pensar en él. Vamos a la tienda de comestibles y me acuerdo de cuando estuve aquí con él. Me siento incómoda, me resulta bastante difícil sentirlo cerca estando aquí», señala.
Sus sesiones de entrenamiento no han sido regulares, dependía de su estado de ánimo. «Un día me sentía bien y al siguiente lo contrario. Es como tener una lesión invisible. Ya sé que necesito tiempo para volver de manera adecuada y estar mentalmente preparada para tener la concentración y la capacidad de esfuerzo para volver a ser rápida. Debo acostumbrarme a esta sensación de incomodidad, supongo que es parte del proceso. Mi madre y yo sabemos que no podemos quedarnos en casa para siempre», concluye Shiffrin.