Por: Alfredo Ruíz
Cada deporte tiene su propia lista negra de lesiones más frecuentes. Unos causan más daños en la parte superior del cuerpo, otros en espalda o zona del tronco y otros muchos en la parte inferior. Este último es el caso de los deportes de invierno, pero veamos algunos datos que hemos extraído de diferentes estudios y publicaciones.
Como podemos apreciar claramente la mayoría de las lesiones de los esquiadores se producen en la parte inferior del cuerpo. La cadera y piernas son las más perjudicadas en este ranking, pero vamos al detalle de todo esto.

Prevención de lesiones en el deporte blanco
La primera premisa de prevención es tener una condición física adecuada para el ejercicio a a realizar. Una buena tabla de ejercicios específicos, ayudada de tecnología como la electroestimulación deportiva, puede aportar un extra en nuestra preparación.
Uso de casco para evitar gravedad en los golpes que se puedan producir en la cabeza. Y muy importante es la protección de la rodilla, la zona más castigada. Para ello contamos en el mercado con un amplio abanico de rodilleras. Se trata de un elemento que puede ayudar en alguna lesión como protección o como prevención.
Cada vez son más los esquiadores que hacen uso de este material aunque no hayan sufrido lesión alguna en las rodillas; simplemente para evitarlas en la medida de lo posible.
Por otro lado también son muchos los que usan espalderas para prevenir posibles golpes en la zona posterior del tronco. Mejor prevenir que curar. Y es que pocos pueden permitirse bajas laborales debidas a accidentes de esquí ¿Verdad?
Lesiones en la cabeza
La cabeza en el esquí ha pasado a ser una de las partes del cuerpo que menos lesiones sufre. Se supone, en gran medida por el uso de casco. Actualmente es, con un 5% uno de los porcentajes más bajos. En esta misma zona corporal está el cuello, con una lesividad de, aproximadamente, un 6%. Bajan hasta un 1% otras lesiones en la zona (ojos, nariz, piel, etc.)
Se da la circunstancia que, además de haber disminuido el número de lesiones, éstas son de menor gravedad (por regla general). Cada vez se ven menos traumatismos en la cabeza, insistimos, gracias al uso preventivo del casco.
Tronco y extremidades superiores
La incidencia en el tronco y las extremidades superiores alcanzan un 34%. En el desglose de esta cifra se puede apreciar que:
El “pulgar del esquiador” como mayor exponente, que junto con lesiones en otros dedos, suponen un 12% del total general.
De este porcentaje, el mayor número de lesiones se las lleva el pulgar, llamado del esquiador por tratarse de una lesión frecuente y muy específica de este deporte. Se produce, generalmente, en caídas dónde el dedo sufre un movimiento lateral brusco al apoyarse en el suelo. Lo cual conlleva rotura del ligamento interno que estabiliza la articulación del metacarpiano con la primera falange.

Otras lesiones en esta zona son esguinces o roturas de algún hueso de la muñeca. Este tipo de daño es mucho más frecuente en la práctica de snowboard y, en menor medida, fracturas de cúbito y/o radio y lesiones en el codo. Éstas suman un 4%.
Hombro y columna vertebral
Seguimos en el tren superior y lo siguiente con lo que nos encontramos es el hombro. Esta articulación también tiene una incidencia lesiva nada desdeñable, llegando a un 10% del total de daños corporales.
Estamos ante la articulación más móvil del organismo y debido a la forma de los huesos que forman parte de ella la hacen inestable. Para suplir esta inestabilidad tenemos una serie de tendones y ligamentos. Lo más frecuente en el hombro es sufrir una luxación, que no es otra cosa que el hueso se salga de su sitio, bien por rotura o distensión de los ligamentos. Se trata de una lesión bastante dolorosa y espectacular, ya que se aprecia a simple vista toda la articulación deformada, fuera de su sitio.
Para terminar con la parte central del cuerpo, tenemos un porcentaje de “otras lesiones”, que corresponde a la columna vertebral y espalda, costillas y otras en el torso. Estamos hablando de un 8% del total general. La mayoría son contusiones que no suelen ir más allá de dolor, aunque a veces si hay algunas fracturas, sobre todo en costillas.
Tren inferior, con mayor número de lesiones
Es en esta zona inferior dónde se concentran el mayor número de lesiones producidas durante la práctica del esquí. El motivo es bien sencillo, al menos a priori. Al esquiar todo el peso del cuerpo y, por tanto, la mayor parte de la fuerza que realizamos recae sobre las piernas. Es por ello que mayores porcentajes tiene cuando se habla de lesiones.
En el tren inferior se ubican algunos de los huesos más grandes y duros, los músculos más potentes, como decimos, son los que están sometidos a mayores esfuerzos.
La cadera y el fémur forman el hueso más largo y duro del cuerpo humano. Por ello son pocas las ocasiones en que éste se fractura, siendo la luxación (en la cadera) lo más frecuente en esta zona, cuya incidencia lesiva es de un 4%.
En cuanto a tibia, peroné y tobillo (en menor medida al estar bastante protegido con las botas) suman un 8%. Pese ello, en el caso del caso del tobillo, sube el porcentaje cuando se habla de snowboard. La articulación ya se va al 9% de los percances, que sumado a tibia y peroné con un 7% hacen un 16%.
La rodilla, la conocida como ‘zona cero’
Esta es una articulación dónde se concentran múltiples movimientos. Además soporta el peso del cuerpo y está sometida a diferentes fuerzas externas producidas por el movimiento que se realiza; pura física.
Es una articulación policéntrica, es decir, tiene dos ejes. Se sostiene por diferentes tendones y ligamentos: ligamento cruzado anterior (LCA, ACL en inglés), Cruzado posterior (LCP o PCL), ligamento colateral medial (LCM), colateral lateral (LCL), tendón rotuliano, etc. A destacar igualmente los meniscos conocidos como las “almohadillas” dónde se apoya el fémur y por dónde “desliza” al flexionar.
La articulación de la rodilla concentra aproximadamente el 42% del total de lesiones en la práctica del esquí.
Las más habituales suelen ser las que afectan al LCA y que se debidas a giros bruscos del cuerpo sobre la tibia, produciendo un movimiento de rotación forzado en la rodilla que daña este ligamento. Estos movimientos pueden dañar únicamente el LCA o, si es demasiado forzado, producir daños también en LCM, en LCL o en meniscos.
En muchas ocasiones requieren tratamiento quirúrgico y rehabilitación específica. Este tipo de lesiones suelen suponer bajas laborales, tanto si hay cirugía como si no la hubiera, y que con la rehabilitación necesaria pueden suponer 6 meses, e incluso más.
En las lesiones de rodilla, sobre todo en las que afectan a LCA, son las mujeres quienes se llevan la palma, ya que tienen una incidencia lesiva 8 puntos por encima de los hombres.
PRINCIPALES CAUSAS DE LESIONES DE ESQUÍ
La primera que podemos señalar es “de libro”: falta de preparación física adecuada.
Hablamos de un deporte muy exigente, que se lleva a cabo en un medio frío, lo cual dificulta que los músculos estén a la temperatura adecuada para funcionar correctamente, es decir, estamos más rígidos.
En este sentido si es cierto que, cada vez más, los esquiadores ya planifican su temporada y realizan, al menos, una mínima preparación anterior al comienzo del año de esquí.
Evidentemente, como en casi todo, hay que contar con el material adecuado a nuestra forma y nivel.
Aunque cada vez somos más aún no está del todo implementado el realizar un buen calentamiento antes de calzarnos los esquís.
Otra de las causas frecuentes es el mal estado de la nieve, y el no ser conscientes de ello. Esto puede producir “enganchones” y otras situaciones susceptibles de lesionar al deportista.
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