
Alexis Pinturault fue el gran perjudicado del abrupto final de la Copa del Mundo masculina. El esquiador de Moutiers ha concedido una entrevista a AFP reproducida por diversos medios franceses. En la misma Pinturault, que se quedó a 54 puntos del Gran Globo que se adjudicó Alexander Aamodt Kilde, asegura estar asimilando con suavidad su decepción. Y que le «cuesta encontrar una motivación en pleno confinamiento».
Además de la cancelación de las últimas pruebas, hubo antes otras que fueron canceladas y no se reemplazaron. «Sobre todo carreras técnicas, que son las que me favorecen. Me queda una sensación de algo inacabado y donde no he podido jugar todas mis cartas. Pero vistas las circunstancias y la actualidad que nos toca vivir, resulta bastante más fácil de digerir», dice Pinturault.

Parar después de Hinterstoder
No puede evitar la crítica a cómo gestionó la FIS el final de temporada y afirma que «se podría haber parado antes. Y a partir de ahí replantearse la continuación si las circunstancias eran favorables. Creo que se debería haber parado después de Hinterstoder (29 de febrero a 2 de marzo); fue el último fin de semana con igualdad de pruebas técnica y de velocidad (combinada, super G y gigante). Pero el aspecto económico cuenta y ahí perdían desde la FIS, con los derechos de TV, a federaciones nacionales, marcas de material…».
Tras Hinterstoder Pinturault lideraba la general con 26 puntos sobre Kilde. Y tenía el Globo de gigante a seis puntos, por detrás de Henrik Kristoffersen. En el descenso de Kvitfjell, a la postre última carrera de la temporada, fue superado por Kilde, que fue segundo mientras el francés no puntuó al acabar el 37º. Ha tenido que consolarse con el Globo de combinada, el cuarto en sus vitrinas.
Fueron cinco las pruebas técnicas anuladas por tres de velocidad. Pinturault quiere verlo en positivo y dice que «ha sido mi mejor invierno, he logrado muchas victorias (seis, el más prolífico del circuito) corriendo menos carreras».
Una jaula de oro
Dice sentirse un tanto «amorfo, como todos» en este confinamiento. «Trato de ocupar el tiempo pero al final quedan muchas horas vacías entre cuatro paredes. Así es difícil encontrar la motivación», asegura. La reclusión coincide con el periodo de reposo de los esquiadores y Pinturault empezará su preparación el 15 de abril. «Estos días hago una hora de ejercicio y la ventaja es que estoy con la familia; hacía mucho que no pasaba tanto tiempo con ellos. Estamos en Courchevel, en el hotel de mi padre (de cinco estrellas). Es una prisión dorada».

No puede mirar a un futuro a medio plazo, como todos en Europa. Por lo tanto desconoce cuándo podrá volverse a calzar unos esquís, si abrirán los glaciares y en qué situación se estará viviendo dentro de unos meses. La evolución del material está en el aire. Es Head la marca que equipa a Pinturault y hasta que no se desbloquee la situación no podrá fabricar. Las bases del desarrollo del material para la próxima temporada están claras. Pero la fábrica está cerrada. Pinturault lo resume: «Si no se puede esquiar no se puede probar. Por lo tanto no se puede evolucionar el material. Pocas novedades veremos el invierno que viene».