
La Copa del Mundo 2019-2020 de esquí alpino va a ser más recordada por factores extradeportivos que por los de la propia competición. La pandemia de coronavirus ha paralizado el mundo entero, no solo el del deporte o el esquí. En el circuito femenino Federica Brignone se ha estrenado a lo grande, convirtiéndose en la primera esquiadora italiana en ganar un Gran Globo y adjudicándose además, el de gigante y combinada. Buen botín para empezar su palmarés en la Copa del Mundo. Italia ya lo había logrado con Gustavo Thoeni (1971, 1972, 1973 y 1975), Piero Gros (1974) y Alberto Tomba (1995). Pero Federica es la primera mujer italiana en conseguirlo, en un invierno laureado para los deportes de invierno femeninos transalpinos, donde también Michela Moioli (SBX) y Dorothea Wierer (biatlón) se han hecho con los Grandes Globos de sus disciplinas y la biatleta, además, ha revalidado su título de campeona del mundo.

El esquí en el ADN
A Federica Brignone el esquí le venía de serie. Hija de Maria Rosa Quario, esquiadora olímpica en los ochenta y periodista tras colgar las tablas, y de Daniele, entrenador y monitor de esquí, a los tres años sus abuelos la inscribieron en la escuela de esquí de Courmayeur. Un año antes ya se deslizaba sola en un prado cercano a la casa de sus abuelos.
Tiene un hermano, Davide, que hace tres años dejó de competir. Su madre Maria Rosa se retiró con cuatro victorias en la Copa del Mundo, siempre en slalom, y quince podios, quedándose a tres centésimas del bronce en el slalom de los Juegos de Lake Placid 1980.
En la escuela de Courmayeur pronto se dieron cuenta de su talento y, como describe Federica en su web, “cada día me cambiaban de clase porque mejoraba a ojos vista”. En el invierno del 96, con seis años, empieza a disputar carreras con el Sci Club de Courmayeur y en el 97 gana la primera, la social de su club.
El veneno de la competición en un medio, la nieve, que le apasiona, ya lo tenía dentro y las carreras se convirtieron en la prioridad de los fines de semana invernales. Con 15 años acaba cuarta en el gigante del Trofeo Topolino, la cita más importante de alpino, ya desaparecida, para las categorías inferiores. La confirmación le llegó esa misma temporada, con el título italiano de super G.

Progresión constante
La evolución ya no pararía: campeona del mundo junior de combinada en Garmisch 2009, plata en gigante en el del año siguiente en Mont Blanc y puntúa en todas las disciplinas de la Copa de Europa, donde compitió tres temporadas completas, aunque con un solo podio, una segunda plaza en un gigante en Jasna.
Entró en Centro Sportivo Carabinieri y debutó en la Copa del Mundo en el gigante de Lienz de diciembre de 2007 sin pasar el corte. Esa temporada corrió una carrera más en el circuito, el gigante de Ofterschwang, donde se salió en la primera manga. Al siguiente invierno, una sola aparición: el super G de Garmisch, que lo acabó en la 34ª plaza. La siguiente temporada (2010) logró puntuar por primera vez en la primera carrera al ser 21ª en el gigante inaugural de Soelden. Y el petardazo llega en la siguiente carrera, cuatro días después, al finalizar tercera en el gigante de Aspen. Primer podio a la quinta carrera con 18 años y acaba esa temporada con dos cuartos puestos más, siempre en gigante.
Su progresión ha sido constante, con la excepción de 2013 cuando un quiste en el pie derecho y una complicación postoperatoria que le afectó el tobillo la dejaron fuera de las pistas. A partir de ahí fue mejorando su posición en la general final de la Copa del Mundo salvo un leve retroceso en 2018, cuando acabó undécima. Su primera victoria le llegó en el gigante de Soelden de la temporada 2016.

En sus 227 participaciones ha subido 38 veces al podio y ha vencido quince veces, siete en gigante, tres en super G y cinco en combinada, igualando la marca de Isolde Kostner. Y se queda a una victoria de las 16 de Deborah Compagnoni, la italiana que más pruebas ha ganado en la Copa del Mundo. Ha sumado 5.971 puntos, poco más de la mitad obtenidos en gigante.
En los Mundiales su mejor resultado fue una plata en el gigante de Garmisch 2011 y un cuarto puesto en el de St. Moritz 2017. En los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, los segundos que disputaba, se hizo con el bronce en el gigante.
Gran Globo en una temporada inconclusa
Esta temporada ha cumplido el sueño de su vida aunque, como ella mismo ha dicho, le ha dolido no haberlo hecho en la pista, completando el calendario. La ausencia de Mikaela Shiffrin debido a la muerte de su padre le ha allanado el camino pero en ningún modo ha restado méritos a la campeona de La Salle. Cuando la estadounidense dejó de competir tras ganar el super G de Bansko, el 26 de enero, lideraba la general absoluta con 1.225 puntos. Brignone era segunda con 855, a 370. Tras el super G de La Thuile, última prueba de la Copa del Mundo femenina, Shiffrin ha acabado segunda a 153 puntos de la italiana, que la superó en el ránking tras la combinada de Crans Montana, penúltima prueba disputada.

Su regularidad y su polivalencia han sido claves para llevarse el Gran Globo. De las 25 carreras que ha disputado esta temporada sólo ha cosechado tres ‘ceros’, ha ganado cinco veces y subido al podio seis más; y sólo ha acabado fuera del ‘top ten’ en dos ocasiones.
A sus 29 años Brignone se encuentra en el momento ideal de madurez física y mental, se ha convertido en una esquiadora polivalente que ha subido a todos los podios menos en slalom y esta temporada ha sido cuando ha ‘explotado’. Habrá que verla defendiendo su título la próxima temporada ante Mikaela Shiffrin. Pero antes nos espera un largo y difícil camino a todos.