El fondista austriaco Max Hauke, que ya fue suspendido por cuatro años por la agencia antidopaje de su país, ha sido condenado a cinco meses de prisión y una multa de 480 euros por «fraude deportivo grave». El esquiador de 27 años, que se declaró culpable de tomar hormonas del crecimiento y de dopaje sanguíneo, puede recurrir la sentencia.
Hauke admitió haber recurrido al dopaje sanguíneo desde abril de 2016 hasta su arresto el pasado febrero en el Mundial de nórdico en la estación austriaca de Seefeld. Fue descubierto junto a otros tres atletas, que no participaban en el Mundial, en el momento de realizar una autotransfusión de una bolsa de 100 ml de sangre.
«Sabía de mi talento pero también pensaba que para llegar a lo más alto había que doparse», ha manifestado el fondista, que se ha excusado por su conducta. Max Hauke y el ciclista también austriaco Stefan Denifl fueron los primeros atletas sancionados, con una suspensión de cuatro años, en la operación ‘Aderlass’ («sangrante» en alemán).
La trama giraba en torno al médico alemán Mark Schmidt, detenido el 27 de febrero en su consulta de Erfurt y sospechoso de proveer al menos a 21 deportistas de ocho nacionalidades diferentes y cinco modalidades distintas, según la fiscalía de Munich.