
No es el esquí alpino un deporte en el que el dopaje haya sido protagonista frecuente. No es un deporte agonístico como el nórdico, donde la resistencia es fundamental. En el esquí alpino el esfuerzo es muy intenso pero breve, no mucho más allá de los dos minutos en los casos más prolongados como es el descenso. El ‘affaire’ de la inhalación de oxígeno por parte de Stefan Luitz, sorprendente ganador del gigante de Beaver Creek, uno de los más emocionantes de los últimos tiempos, ha sido un caso que, por ser aislado, ha llamado mucho la atención.
Sobre todo por la inocente manera en que se ha producido. Hay incluso una foto del esquiador alemán inhalando oxígeno en el ‘hospitality’ de la estación de Colorado antes de disputar la segunda manga porque ni él ni nadie de su equipo creían que estaba cometiendo una irregularidad. Luitz volvía a la competición después de todo un año apartado de la misma tras recuperarse de una rotura del ligamento cruzado derecho. De ahí lo sorprendente de su victoria, que además fue la primera en la Copa del Mundo.

Un hallazgo casual
El caso se destapó de manera casual. Fue Romain Velez, esposo de Veronika Zuzulova, ex técnico del equipo francés y ahora en el eslovaco, quien descubrió una botella de oxígeno junto a la tienda del ‘hospitality’. «Después de la carrera pasé con Adam Zampa junto a la tienda y vi tirada la botella en el suelo. Nos extrañamos y a continuación consulté el reglamento y ponía muy claro que estaba prohibido su uso. No me cabe en la cabeza cómo un equipo tan potente como el alemán no estuviese al corriente; no lo concibo. Tessa Worley, por ejemplo,tiene problemas para respirar a según qué altitudes y me acuerdo que hizo algunas recuperaciones con oxígeno. Pero cuando supimos que estaba prohibido dejamos de hacerlo», relata Velez a ‘L’Equipe’.
Llama la atención la ignorancia de la normativa en los protagonistas de la Copa del Mundo. El artículo 2.12 de la FIS no deja resquicio a las dudas pero, tal como admite Velez, lo desconocían cuando aplicaron el tratamiento a Tessa Worley. Lo mismo el equipo alemán, cuyo entrenador de gigante Mathias Berthold entona el ‘mea culpa’ diciendo que «médicos y entrenadores tomamos una decisión extremadamente estúpida y nos guiamos por el reglamento de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en lugar de por el de la FIS. Consultamos a nuestros médicos y nos aseguraron que no íbamos contra ninguna normativa. Entonces utilizamos el oxígeno». Y el máximo responsable del equipo germano, Wolfgang Maier, ha manifestado a la prensa de su país que «no sabíamos que la AMA no había adaptado su reglamento al de la FIS. Reconocemos haber cometido una falta al reglamento pero no somos unos dopados; nosotros no hacemos trampa».
David Chastan, jefe del equipo francés, admite que «yo habría caído en el mismo error; no entiendo que no sepamos que está prohibido. Creo que hay un problema de información a nivel de equipos».
Los corredores, partidarios de sancionar
Los corredores no parecen estar más informados. El primero Luitz, que cuando se enteró del problema dijo que «estoy decepcionado, se ha hecho todo correctamente, se lo preguntamos a nuestros médicos y nos dijeron que todo estaba OK. Hemos cometido un error pero nadie conocía este punto del reglamento. Ahora habrá que esperar a la decisión de la FIS». Luitz en ningún momento se ha escondido de nada, lo mismo que el resto de su equipo. No se ha visto intención de ocultar la práctica realizada en Beaver Creek y prueba de ello es tanto la foto inhalando como dejar la botella, una vez utilizada, en el ‘hospitality’.

Marcel Hirscher opina que «es muy duro para Stefan. Un deportista profesional confía en sus entrenadores y sus médicos. Y es lo que ha hecho él. Es muy triste que hayan cometido este error». Pero no quiso pronunciarse sobre la solución a este caso, lo mismo que Henrik Kristoffersen. «Prefiero no entrar en este tema», dijo el noruego quien, sin embargo, precisó que la legislación antidopaje de su país prohíbe las cámaras hipobáricas y las bombonas de oxígeno.
Alexis Pinturault es partidario de una sanción. «No voy a quitar ningún mérito a la victoria de Stefan pero si no hay sanción las reglas no sirven de nada. Pueden no quitarle la victoria pero impedirle correr otras pruebas. La AMA y la FIS son quienes deben resolver este asunto». Victor Muffat Jeandet es de la misma opinión y añade que «la FIS no ha asumido su responsabilidad».
Una patata caliente y cierto relajo
Pero tanto la FIS como la AMA parecen querer quitarse el muerto de encima. Markus Waldner, máximo responsable del circuito masculino, asegura que se ha enviado un informe a la AMA. Y ésta asegura que se trata de un caso interno de la FIS.
Por último, Pinturault denuncia cierta laxitud en los controles antidopaje. «He ganado unas cuantas carreras sin haber pasado el control y por lo general paso entre dos y seis controles sorpresa al año. Hay mucho a mejorar. En algunos lugares, como Soelden, el control es sistemático, en otros, depende de los años. Y en otros nunca hay controles. Y esto hay que cambiarlo». En Juegos de Invierno y Mundiales los tres que suben al podio son sometidos a controles. Pero en la Copa del Mundo no siempre es así.