Erik Guay, vigente campeón del mundo de super G y que ya había anunciado que esta sería su última temporada, ha decidido adelantar su adiós y cuelga los esquís de inmediato, sin duda influido por la caída que sufrió su compatriota Manuel Osborne Paradis en el primer entrenamiento del descenso de Lake Louise y que le ha supuesto una doble fractura de tibia y peroné.
Guay, de 37 años y que se proclamó campeón del mundo por primera vez en el descenso de Garmisch 2011 para repetir oro en el super G de St. Moritz 2017, donde también subió al podio en descenso para colgarse la plata, ha anunciado su decisión horas antes del que tenía que ser su debut esta temporada, en el descenso de Lake Louise. En principio no tomará parte en la prueba reina de velocidad y se despedirá ante su afición en el super G del domingo.

«Quedé absolutamente impactado con la caída de ‘Manny’ (Osborne Paradís), estaba en el telesilla e iba a salir unos pocos dorsales detrás de él cuando me enteré que había caído e iba a ser evacuado en helicóptero. Me puse a pensar que si me hubiese pasado a mí no tendría la fuerza necesaria para pasar otra vez por una rehabilitación. Ahí fue donde hice ‘clic’ y decidí despedirme de la competición», ha explicado Guay, que en 2010 ganó el Globo de super G siendo el primer canadiense en lograr un Globo menor desde Steve Podborski en el 82 y que cuenta con cinco victorias en la Copa del Mundo, la última en el descenso de Kvitfjell en marzo de 2014. Además de estas cinco victorias ha subido al podio como segundo en ocho ocasiones y en una docena como tercero.
Un año en blanco
Problemas recurrentes en la espalda le dejaron prácticamente inactivo la temporada pasada y sólo pudo competir en el super G y el descenso de Val Gardena. Guay ha manifestado que un deporte de riesgo como es el esquí alpino precisa de un compromiso físico y mental completo. «Ya no me divertía como antes, que disfrutaba de la ansiedad y los nervios cuando estaba en el portillón de salida. Ahora mi cabeza la tengo en mi casa, que es donde debería estar. Me resulta difícil estar lejos de mi familia y cada vez me cuesta más irme de casa por más de una semana», ha dicho Guay, padre de cuatro hijas.
Guay sufrió una espectacular caída en el descenso de Garmisch en febrero de 2017 y una lesión de espalda le dejó fuera de los Juegos de Pyeongchang.
Su espina clavada la tiene en los Juegos, donde en Turín 2006 se quedó a pie de podio en el super G,a una décima del bronce. O en Vancouver 2010 donde acabó quinto en el super G a sólo tres centésimas del cajón. En 2017 Guay restó importancia a los Juegos diciendo que «los presentamos como el evento más importante del mundo pero en realidad no es más que un pequeño espectáculo de Mickey Mouse».
Su decisión no tiene marcha atrás y la argumenta diciendo que «quiero ser competitivo; no estoy aquí para perder el tiempo. No quiero ser el vigésimo todo el año; quiero estar en el podio. Me voy con una sensación muy agradable y positiva».