Tras la presentación en Soelden, coincidiendo con el arranque de la competición, las finales de la Copa del Mundo de esquí alpino encaran el ‘rush’ final hacia el que ha de ser el broche de la temporada, del 11 al 17 de marzo. Conrad Blanch, un ingeniero químico y escalador (jefe de la cordada catalana que holló por primera vez el Everest), es el cabeza visible del comité organizador del evento.
Blanch atendió las preguntas de Nieveaventura.com para explicar algunos detalles de la preparación de una competición que llevará a Soldeu El Tarter a los mejores del mundo del esquí alpino.
No es muy habitual que las finales de la Copa del Mundo se disputen en estaciones que no están de manera regular en el circuito. ¿Cómo lo han logrado?
Ha sido un reconocimiento al camino que iniciamos en 2006 con la organización de pruebas de la Copa de Europa de esquí alpino y las dos de la Copa del Mundo en 2012 y 2016, celebradas todas con muy buenos resultados.
¿Cómo es el día a día del equipo que dirige?
De hecho, nada más acabar las finales de la Copa de Europa del pasado mes de marzo las reuniones del comité organizador han sido contínuas. Normalmente se reúne el comité ejecutivo una vez a la semana y otro de espectro más amplio y general de modo mensual. Hacemos el seguimiento de las distintas áreas de la organización, validamos organigramas y procedimientos de trabajo, recursos necesarios y cumplimiento de los términos.

FOTO; Natalia Montane
¿Qué sensación le quedó tras presentar las finales en Soelden?
De mucha satisfacción por cómo fue acogida nuestra propuesta y con la convicción de que se confía mucho en nuestro trabajo. Y también por el alto compromiso que representa este proyecto.
¿Cuál ha sido hasta ahora la parte más complicada del reto?
Desde la perspectivas de las inversiones, sin duda, ha sido habilitar la llegada de la pista Avet con la construcción de la plataforma esquíable. Desde el punto de vista organizativo, identificar y seleccionar el equipo técnico de pista para garantizar las competiciones en l’Avet y Àliga.
¿Qué presupuesto tienen las obras y cómo se financian?
Unos cuatro millones de euros financiados por patrocinios, derechos de televisión, venta de servicios y merchandising y la aportación de Ensisa, la empresa gestora de Soldeu El Tarter.
¿La complejidad de las obras ha supuesto muchos dolores de cabeza?
Sí, unos cuantos; pero ya lo esperábamos. Es una obra de mucho volumen, complicada técnicamente, en una zona de difícil acceso y, sobre todo, con unos plazos muy exigentes. Pero afortunadamente hemos ido superando las dificultades para llegar a las fechas previstas.
¿La posibilidad de escisión de Grandvalira habría supuesto un perjuicio muy grande?
Sí. Y no sólo para las empresas explotadoras sino para el sector turístico de Andorra en general ya que es una marca con un alto reconocimiento internacional, consolidad y querida. Su continuidad es una muy buena noticia.
¿Acoger estas finales es abrir un poco más la puerta de la continuidad en la Copa del Mundo?
Es lo que nos gustaría con una frecuencia de dos o tres años. Pero sabemos que es muy difícil entrar en el calendario de carreras. Cada vez hay más candidatos y los que son fijos no renuncian. De todos modos nuestra posición se refuerza de cara al futuro.
¿Cómo acaba un ingeniero químico organizando unas finales de la Copa del Mundo?
Bueno, la nieve no es más que un proceso químico.