El verano en el que Mikaela Shiffrin se ha confirmado como una ‘star system’

Mikaela Shiffrin está dispuesta a marcar una época en el esquí alpino y ya es una figura no sólo deportiva sino que ha entrado de lleno en el 'show business'

La presión que soportan los deportistas de élite es enorme. La exigencia de patrocinadores, medios de comunicación y aficionados es muy grande. Sólo los ‘fuori classe’, los campeones con un talento incontestable, están en disposición de gestionarla. El primer reto está en las pistas compitiendo contra el reloj, contra los rivales, contra el miedo escénico y el temor a fallar. La segunda parte viene a la hora de entrar en el ‘show business’, cumplir con compromisos publicitarios, galas, premios y reconocimientos, atención a los medios, estar siempre a punto e impecable.

Con Mats Wilander y la extenista austriaca Barbara Schett, en Roland Garros. FOTO: @eurosport
Con Mats Wilander y la extenista austriaca Barbara Schett, en Roland Garros. FOTO: @eurosport

Mikaela Shiffrin, una vez logrado el objetivo en las pistas, se ha lanzado este verano a la vorágine que conlleva ejercer de ‘star system’. Ha aparecido como una estrella en Cannes y París después de unas relajadas jornadas en el Caribe y se lo ha pasado bien ejerciendo el papel que se le pide como figura del deporte que es. Los patrocinadores y el equipo USA encantados de tener una estrella que se consolida y reúne todos los ingredientes para marcar época.

En Cannes estuvo en una reunión de expertos de marketing deportivo considerada la más importante en este ámbito, ejerció de comentarista para la NBC en Roland Garros, y se ha llevado un montón de premios y reconocimientos. Maxim’s Hot 100, Teen Choice Awards, Kids Sports Choice Awards de Nickelodeon y dos ESPY’s han configurado su ‘palmarés’ veraniego con los esquís en el armario.

Talento, atracción, belleza, cabeza y la importancia de Eileen, la madre

La maquinaria del marketing ya es imparable. Shiffrin se siente a gusto, tiene 23 años y ya no es aquella niña que hace siete años disputó su primera carrera de la Copa del Mundo dos días antes de cumplir los 16. Sabe dónde está y hacia dónde quiere ir y todo esto es parte del juego. Aunque no es óbice para que lance una mirada crítica a los sponsors. «Me quieren a mi, quieren mi tiempo. Pero no están interesados ni tampoco entienden de verdad lo mucho que cuesta ganar carreras», declara Shiffrin a skiracing.com. Su perfil lo define bien Erin Weiberg, cazatalentos para grandes sponsors.

Tiene talento, tiene una gran actitud, habla bien, es inteligente, es atractiva y se desempeña bajo presión desde una edad muy temprana

Mikaela no olvida las redes sociales, donde suma más de 600.000 seguidores, siempre con un perfil positivo y exponiendo lo justo su intimidad. Su relación con Matthieu Faivre es conocida y estable. Y siempre, en segundo plano, su madre Eileen. Su papel va cambiando paulatinamente a medida que Mikaela es más independiente aunque sigue consultándole las decisiones importantes. Ya no la necesita como antes, cuando era una adolescente que viajaba por el mundo con compañeros que si no le doblaban la edad poco faltaba. A partir de esta temporada dividirá su tiempo entre su hija en la Copa del Mundo y la abuela de la campeona, que vive en Massachusetts y a sus 96 años precisa de cuidados.

Mikaela y su madre, Eileen
Mikaela y su madre, Eileen

«Mis padres me han enseñado mucho, me han transmitido una manera de trabajar precisa, ética y metódica. Estoy segura que mi madre en mi lugar habría ganado muchas más carreras», asegura.

Eileen ha sido la responsable de dosificar los plazos de maduración de su hija, de marcar el ‘tempo’. Shiffrin reconoce que hace dos años ni se le hubiera pasado por la cabeza el verano que acaba de vivir.

«Ni me hubiera ido al Caribe ni habría aceptado las invitaciones al Festival de Cannes o Roland Garros. Ya he aprendido a diferenciar entre mi trabajo compitiendo y preparándome, siempre con el esquí en la mente, y la libertad de decirme a mí misma lo que me apetece hacer y qué experiencias quiero vivir. Seguramente hace dos años me habría quedado en casa trabajando en mi preparación, sin viajes, vacaciones y una atención limitada a los medios de comunicación. Esta vez he decidido aprovechar estas oportunidades», explica la campeona de Vail.

«Si la mejora se detiene, me voy»

Shiffrin ambiciona el éxito –«si la mejora se detiene, me voy», ha dicho- y sabe que hasta ahora ha estado creciendo. Es momento de consolidar un palmarés impresionante por su precocidad: es la campeona olímpica de slalom más joven de la historia (18 años, once meses y ocho días), es junto a Ted Ligety y Andrea Mead Lawrence la estadounidense con más medallas de oro en alpino en unos Juegos de Invierno.

Tras ganar el segundo de los descensos de Lake Louise, su primera victoria en la disciplina reina
Tras ganar el segundo de los descensos de Lake Louise, su primera victoria en la disciplina reina

Tiene 43 victorias en la Copa del Mundo, lo que la coloca entre las cinco mejores de todos los tiempos y la décima en el ránking conjunto de géneros. La temporada 17-18 revalidó el Gran Globo y el de slalom, ganó doce de las 26 carreras de la Copa del Mundo en las que tomó salida. Y subió al podio otras seis veces en los peldaños más bajos. Remató el año ganando en Pyeongchang su segundo oro olímpico, en gigante, que se suma al de slalom en Sochi.

Bode Miller, su guía

Su modelo compitiendo siempre fue Bode Miller, capaz de ganar en todas las disciplinas. «Le veía de pequeña y me inspiraba su versatilidad. Quiero ganar en todas las disciplinas yo también. Ser la mejor del mundo requiere ser la más versátil», asegura Shiffrin.

Con Ligety, Mancuso, Miller y Weibrecht, los cinco medallistas USA en Sochi. FOTO: usskiandsnowboard.org
Con Ligety, Mancuso, Miller y Weibrecht, los cinco medallistas USA en Sochi. FOTO: usskiandsnowboard.org

 

 

«Ser la mejor del mundo requiere ser la más versátil»

Pero no a cualquier precio. Su lema es el de «controlar las variables». Es decir, no dejar nada a la improvisación o al azar, ser muy cuidadosa en gestionar la fatiga si se quiere dominar en todas las modalidades. Y eso fue lo que la llevó a no correr el super G y el descenso de Pyeongchang.

Recuerdo agridulce de Pyeongchang

Su recuerdo de los últimos Juegos es agridulce. Se la dio favorita en las cinco carreras que dijo que disputaría y las expectativas fueron muy grandes. Al final renunció al descenso y el super-G, fue oro en gigante, plata en la combinada y cuarta en el slalom, donde el oro se daba ya por hecho.

 

 

Shiffrin admite cierta molestia tanto por las críticas -en Estados Unidos fueron muy duras porque las expectativas fueron demasiado altas- como por sus resultados en los Juegos. Explica que se siente satisfecha de las tres carreras que disputó y molesta por las condiciones de cambio de hora en las pruebas, mal tiempo y su incapacidad de lograr más medallas. «Tanto yo como mi equipo cometimos algunos errores de cálculo en las semanas previas. Eso me condujo a una fatiga al inicio de los Juegos. Miller y Vonn habrían manejado mejor la programación en los días previos a los Juegos. Son los esquiadores héroes milagrosos. Yo no lo soy», dice Shiffrin, que llegó a la cita coreana tras una horrible racha de trece carreras de Copa del Mundo sin ganar, con un solo podio y tres abandonos. Y pese a ello se quedó a dos victorias del récord de triunfos en una campaña de Vreni Schneider en el 89. Ganó, además, el primer descenso de su trayectoria en la Copa del Mundo.

Requiere mucha energía mental memorizar el descenso de Cortina y ejecutarlo. Eso pudo conmigo totalmente»

Los errores de cáculo a los que se refiere radican en la decisión de tomar parte en los dos descensos (3ª y 7ª) y el super G (abandono) de Cortina d’Ampezzo a mediados de enero. Creyó que tenía experiencia y sería capaz de gestionar la semana de velocidad en los Dolomitas. No fue así. Su falta de experiencia en estas carreras tan exigentes la desfondó. No dio pie con bola hasta los Juegos (tres abandonos y un séptimo puesto en las cuatro carreras previas a Pyeongchang) y lo reconoce.

«Requiere mucha energía mental memorizar el descenso de Cortina y ejecutarlo. Eso pudo conmigo totalmente. Nunca en mi carrera había encadenado tres DNF (Did Not Finish, no llegar a meta)», explica siete meses después de los Juegos.

A sus 23 años, Mikaela Shiffrin reúne todas las condiciones para ser la mejor esquiadora de la historia
A sus 23 años, Mikaela Shiffrin reúne todas las condiciones para ser la mejor esquiadora de la historia

Tras ganar el oro en el slalom olímpico, el 15 de febrero, acabó al día siguiente cuarta en el slalom. Y el 17 se corría super G se corría sin jornada alguna de reposo de por medio. Hubiera supuesto su noveno día consecutivo entrenando y compitiendo. «Me dije a mí misma que el riesgo sería mayor que la recompensa. Estaba cansada. Y si estaba cansada sería fácil caerse. Y si me caía podría lesionarme», recuerda.

El día después del super G empezaban los entrenamientos del descenso. No se sintió cómoda ni con la pista ni con su trazado. Y tras el tercer día de entrenamiento se borró de la lista de salida. «Tenemos un equipo de velocidad increíble y yo no me merecía ese puesto. Otras lo habían trabajado muy bien y no gozaban de las mismas oportunidades que yo. Creo que hice lo correcto», admite en la entrevista.

Y vuelve a salir la referencia a Bode Miller. «Él podría haber corrido las cinco pruebas y sacar medalla en las cinco. O estrellarse en las cinco también. Yo no soy así; no tomo esos riesgos con tantas variables en juego. Pero tampoco lo hice tan mal, un oro, una plata y un cuarto puesto».

Los objetivos del próximo invierno

Para el circuito 18-19 Shiffrin ambiciona una mayor consistencia en el gigante, tomar la salida en más pruebas de velocidad y hacerlo bien en una disciplina en la que está todavía aprendiendo. Tomará la salida en todos los slaloms y gigantes que pueda, excepto en los City Events, y estará en el portillón de salida de las de velocidad «cuando el momento sea lógico e idóneo». En estas especialidades el retorno a Lake Louise, donde el año pasado ganó el primer descenso de su carrera y fue tercera en el otro, debería servirle para cimentar su confianza. Y la semana de velocidad de Cortina aparece como su gran reto. «He llegado hasta aquí a lo largo de estos años. Esta temporada quiero dominar en las carreras técnicas, ser un rival a considerar en super G y descenso y ganar mi tercer Gran Globo», concluye Shiffrin.

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