
Alberto Tomba estuvo ayer en Barcelona como invitado de lujo de un evento sobre liderazgo y retos personales. Allí atendió a Xavi Palau, redactor de deportes de Catalunya Ràdio, y volvió a mostrar sus preferencias por la Ciudad Condal diciendo que «hacía cuatro años que no venía. Fue con motivo de la promoción de la candidatura del Mundial de alpino en Cortina d’Ampezzo. Es una ciudad que me gusta mucho; es muy cálida. Tengo un grato recuerdo de los Juegos de 1992».
Tomba acaba de comprometerse por cuatro años con la Federación Italiana de Esquí para ejercer como supervisor. «Ellos me querían como entrenador pero les dije que no. Doy algunas clases a niños y no es fácil enseñar a esquiar. En el primer equipo italiano las chicas están a un muy buen nivel. Y toca poner en forma a los chicos. Quizás en slalom y gigante nos podremos defender. Habrá que esperar al próximo Mundial de Are», explica el esquiador de San Lazzaro di Savena, en Emilia Romagna.

De cara a la próxima Copa del Mundo, Tomba no ve que Marcel Hirscher y Mikaela Shiffin vayan a tener excesivos problemas para revalidar sus Globos de cristal siempre que no aparezcan las lesiones. «Hirscher lleva ganadas siete Copas del Mundo consecutivas y Mikaela es buenísima. Bode Miller estuvo en un gran nivel pero las lesiones pudieron con él», sentencia Tomba, que está de acuerdo que se ha perdido el punto de espontaneidad que antes tenía este deporte. Y lo afirma diciendo que «tal como dice mi club de fans yo era divertido, hacía reir a la gente, tenía un carácter que gustaba y tenía un punto más que los demás. Era un chico de ciudad; no nací en la montaña. Aunque cuando estás arriba del todo no es fácil mantenerse y hay mucha gente que te quiere; más o menos la misma que te odia».
Un ídolo que nació hace 30 años
Tomba, al que se le conocía como ‘La Bomba’, explotó a finales de los ochenta con su doble título olímpico de slalom y gigante en los Juegos de Calgary de 1988 y arrasó en la primera mitad de los noventa. Arrastraba multitudes y cada carrera era distinta cuando el italiano se colgaba el dorsal. Se hizo con el Gran Globo en 1995 superando por 375 puntos al austriaco Guenther Mader y previamente ya había ganado los Globos de slalom en el 88, 92, 94 y 95 y los de gigante en el 88, 91, 92 y 95. En los Juegos de Albertville de 1992 fue oro en gigante y plata en slalom y en Lillehammer 1994, plata en slalom. En los Mundiales de Sierra Nevada de 1996 fue protagonista absoluto, junto a Pernilla Wiberg, ganando el oro en slalom y gigante, donde estuvo literalmente caído, minuto 1.36 del vídeo.
En los de Cransmontana 87 fue bronce en gigante y cerró su palmarés con un bronce en slalom en casa, en Sestriere 97. Cincuenta victorias en la Copa del Mundo y 88 podios cierran una estadística de la que muy pocos pueden presumir.
La candidatura para los Juegos de 2030
Sobre la posibilidad de que Andorra sea una de las sedes de la candidatura Barcelona Pirineos para los Juegos de Invierno de 2030, Tomba opina que «¿por qué no? Sóis vecinos y os podríais juntar en ‘matrimonio’ como están haciendo Milán y Cortina d’Ampezzo. Turín ya lo hizo en 2006. Que Andorra organice las finales de la próxima Copa del Mundo puede ser una gran señal; quizás eso quiera decir que tendréis los Juegos. Os deseo la mejor de las suertes».