
El proceso de regresión del glaciar de La Maladeta (Huesca) es una evidencia. Así lo constatan diversos expertos en la materia. No en vano, determinan que en un plazo de 20 a 30 años habrá desaparecido.
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) exponía ayer estos datos en una jornada de “Adaptación al cambio climático de La Maladeta”. No en vano, se trata de un estudio apoyado por el Ministerio para la Transición Ecológica, a través de la Fundación Biodiversidad.
La superficie actual de La Maladeta es de 23,31 hectáreas, frente a las 50 al inicio de esta serie.
El proyecto ha tomado como referencia los trabajos de seguimiento los programas ERHIN (Evaluación de los Recursos Hídricos procedentes de la Innivación). Sin obviar, el PIMA-Adapta (Plan de Impulso al Medio Ambiente para la Adaptación al Cambio Climático en España).
Vídeo: CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO (MAPAMA)
El hielo glaciar de La Maladeta retrocede hasta 20 metros de profundidad
Los últimos datos disponibles indican que el retroceso de este glaciar es de unos 20 metros de profundidad desde los años 90. Unos registros recogidos desde que comenzó el seguimiento sistemático de los glaciares, y uno de los indicadores clave de la evolución del cambio climático.
También da idea de la clara regresión del glaciar, la medición de la superficie del cuerpo principal del glaciar que en la última campaña es de 23,31 hectáreas, frente a 50 hectáreas al inicio de la serie.

En la Maladeta se instalaron en 1991 siete balizas para ver la evolución de la masa de hielo y el movimiento superficial, en distintas altitudes. Posteriormente, se han ido incorporando de nuevas, llegando a un total de 26. Actualmente quedan una baliza que se puso en 2007, tres en 2013 y la de 1991 en la parte alta del glaciar. Precisamente es esta red de balizas la que permite aportar los datos para estudiar cómo se comporta.
Los glaciares, valiosos testigos de la actividad nival e hidrológica
Proporcionan información sobre acumulación anual y acusan las variaciones interanuales del clima en forma de fluctuación de sus frentes. Su estudio se convierte así en un instrumento útil para medir la magnitud de los cambios climáticos.
En el caso concreto de los glaciares pirenaicos, como el de La Maladeta, su posición meridional los convierte en un valor excepcional y casi único a nivel internacional.

El plan de protección de los glaciares del Pirineo, promovido por el Gobierno de Aragón, reconoce que las posibilidades de actuar para su conservación son muy limitadas. Así lo detalla el Heraldo.es. Y es que el retroceso está mayoritariamente influido por las alteraciones climáticas, no tanto por humanos.
La superficie de estos glaciares, unas dos mil hectáreas en el siglo XIX, se ha reducido hasta las 310 hace aproximadamente una década. La medición hecha hace un par de años revela que sólo quedan 242 hectáreas.
El retroceso no sólo se estima en extensión y volumen. No en vano, el progresivo deterioro amenaza con romperlos, como en el caso del Aneto. El glaciar de Coronas ha pasado a ser un helero y el de la Maladeta se ha partido en dos.