
De los 3.189 controles antidopaje realizados durante los pasados Juegos de Invierno de Pyeongchang, quince se han revelado anormales y seis de ellos resultaron contrarios a las reglas antidopaje, por lo que podrían ser considerados positivos, según el informe presentado por los observadores independientes (OI) de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), destacados en la sede olímpica. De los quince anómalos, seis contaban con el TUE, un permiso para tomar ciertas sustancias bajo supervisión médica. En su momento se hicieron públicas las identidades de cuatro positivos, que son el jugador ruso de curling Alexander Krushelnitsky, el patinador de velocidad japonés Kei Saito, el jugador de hockey hielo esloveno Ziga Jeglic y la competidora rusa en bobsleigh Nadezhda Sergeeva.

Tras los escándalos de dopaje de los Juegos de Sochi 2014, se ha registrado un cambio de actitud en los atletas, que se han mostrado más cautos en los controles realizados en Pyeongchang, según los observadores, que se declaran “satisfechos en general” por las medidas adoptadas para los últimos Juegos. “Los atletas se han mostrado cooperadores aunque ciertos comportamientos revelaron sentimientos de escepticismo, dudas y temores”, puede leerse en el informe.
El escándalo de Sochi, donde la delegación rusa fue acusada de haber creado un red estatal de dopaje a través de manipulaciones de los frascos de los controles, ha sido un tema recurrente en las conversaciones de los deportistas. El ‘dossier’ sigue detallando que “en este contexto se ha visto un aumento de preguntas y dudas de algunos atletas, provocando un nerviosismo creciente hacia los procedimientos del control”. Este nerviosismo, según los OI, se ha hecho más ostensible en los deportistas alemanes, ya que fue el canal de la TV alemana, ARD, quien destapó varios de los casos de dopaje en Sochi.

Obsesión con los tapones
El temor sobre la seguridad de los recipientes donde se almacenaba la orina o la sangre a analizar también se hizo evidente. En el informe de los OI se escribe que “frecuentemente los atletas controlados cuestionaron la seguridad en el transporte de las muestras. Algunos trataron de apretar el tapón del vial para asegurarse de que quedaban bien cerrados, incluso si eran informados que habían sido reemplazados por una versión anterior mucho más segura”.

Además, el texto hace hincapié en que “las conversaciones con los deportistas más veteranos revelaron una frustración general y la percepción de que se está abusando de los TUE, que son vistos por los atletas consultados como una manera de acceder a sustancias prohibidas de modo legal. Muchos tenían la percepción de que cualquier médico podría expedir un TUE, cuando la realidad es que todos pasaron por un comité específico”.
Antes de los Juegos de Pyeonchang se solicitaron 24 TUE y trece más durante el desarrollo de la competición. Los 37 fueron aceptados y expedidos, lo que supone un 1,2% de los atletas, mientras que en Sochi los TUE expedidos fueron 69.