Primoz Roglic, de los saltos de esquí al maillot amarillo en Itzulia

Roglic, especialista en saltos de esquí aunque sin llegar a competir en Copa del Mundo, se ha convertido en el primer ciclista esloveno en ganar la Vuelta al País Vasco

Roglic, esloveno de nacimiento, se ha quitado la espinita que tenía clavada con los saltos de esquí
Roglic, esloveno de nacimiento, se ha quitado la espinita que tenía clavada con los saltos de esquí FOTO: P. Rogliz

El esloveno Primoz Roglic despegó con su triunfo en la Vuelta al País Vasco hacia horizontes desconocidos en el mundo del ciclismo. Es ahí donde experimenta sensaciones diferentes a sus inicios como especialista en saltos de esquí.

“Volar es bonito, pero bajar un puerto también es emocionante”, dice el ahora ciclista.

Roglic, subcampeón del mundo contrarreloj, ya sabe lo que es ganar etapas en el Tour y Giro de Italia. Pero, si soñaba con ser campeón con los esquís, ahora con la bicicleta quiere apuntar muy alto. “Esta victoria en la Itzulia me pude marcar el camino”, dijo en Arrate, vestido de amarillo.

En el deporte de la nieve no alcanzó las cotas deseadas en sus sueños, a pesar de haber sido campeón mundial júnior por equipos en 2007. No en vano, decidió probar con la bicicleta en 2011. Cinco años después, en el Giro 2016 se dio a conocer al gran público con una victoria contra el crono en Chianti.

A Roglic le gustaba mucho el ciclismo, pero la frustración de no llegar a la élite con los esquís en sus pies le hundió la moral. Nunca llegó a competir en pruebas de la Copa del Mundo, pero sí logró dos triunfos en la Copa Continental, la segunda división de este deporte. A nivel profesional llegó a competir en el Grand Prix de Verano, concretamente en tres pruebas en el año 2006.

En el año 2013 Roglic fichó por el equipo de ciclista de su país

El esloveno voló muy alto durante cuatro temporadas, hasta su retirada definitiva en 2012 para intentar dedicarse de lleno al ciclismo, su otra gran pasión tras los saltos. Fuera de la nieve, y en el año 2013, fichó por el equipo de su país Adria Mobil. Y enseguida llegaron los resultados.

En 2015 fue segundo en el Tour de Croacia y ganó el Tour de Azerbayán y el Tour de Eslovenia, ganando además varias etapas. Los técnicos del Lotto-Jumbo tomaron nota y le ofrecieron un contrato en la máxima categoría de ciclismo para la presente temporada.

Un año más tarde se estrenó en el Giro y en 2017 se presentó en sociedad en el Tour de Francia con una etapa en línea en Serre Chevalier. Un año mágico, su gran salto, con la general además en la Vuelta al Algarve, 2 etapas en el País Vasco y otra en Romandía.

La progresión parece imparable, pues esta temporada logró alzar los brazos en una etapa de la Tirreno Adriático y el maillot amarillo de la Itzulia.

“Cuando era esquiador quería ser el mejor del mundo, luego en el ciclismo soñaba con lo mismo, ahora con destacar es suficiente, pero veremos hasta dónde puedo llegar. Es cuestión de controlar la mente”

“La comparación es difícil. Soy el único esquiador en el ciclismo. La experiencia es buena pero el mundo del pedal es distinto. De todas formas lo que se aprende en un deporte sirve para otro. En un salto de esquí vuelas y es bonito, pero bajar un puerto a gran velocidad también lo disfrutas”. Palabra del hombre pájaro que despega a la elite del ciclismo. EFE

 

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