Pal y Arinsal conectarán sendos sectores por pistas. Comenzó como un sueño, pero ahora ya es un objetivo prioritario. La nueva obra de la estación de esquí andorrana de La Masana tiene un coste de 25 millones de euros.
La estación, conectada ahora por un teleférico pasaría a tener una conexión por pistas esquiables, servida por tres remontes. De hecho así consta en el Plan Estratégico de Pal-Arinsal, aprobado con consenso político el año pasado, y que marca cuáles deben ser las líneas de negocio de la estación para los próximos veinte años.
La hoja de ruta entre Pal y Arinsal está servida pero el camino será largo
El hecho de tener un resort único conectado por pistas de esquí beneficiaria con creces a Pal y Arinsal. Ambas pistas están conectadas desde el año 2001 mediante un teleférico.
La conexión actual, con teleférico, funciona bien, pero añadir la conexión esquiable nos daría otra dimensión, explica Josep Marticella, director general de la estación.
En términos de viabilidad, no es una utopía. Pero si una odisea, por el número de actuaciones que se han de hacer y también por la elevada inversión requerida.
La inversión global que se estima que ascenderá hasta los 25 millones de euros, prosigue Marticella.
Por este motivo, la conexión esquiable de los dos sectores ahora mismo está establecida a diez años vista, cuando haya un colchón económico, y más capacidad financiera.
“La posibilidad de tener capital privado, al igual que Ordino Arcalís, donde ha entrado Saetde, sería fantástico. Si se consiguiera que EMAP fuera atractivo para los inversores, se podría llevar a cabo la conexión”, garantiza el director general.
En cualquier caso, ya se han hecho acciones pensando en esta unión de sectores, como la ampliación de la pista Camí inferior, la capacidad de innivación de las zonas cercanas y la mejora de los retornos desde el Coll de la Botella.
Pese a ello, ahora llega la dolorosa. La unión de ambos sectores se compone de tres nuevos remontes mecánicos, nieve de cultivo para garantizar la conexión y la adecuación de al menos dos pistas.
“Una de las pistas deberá ser azul para que la puedan utilizar la mayoría de esquiadores”, plantea Marticella.
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