
Mikaela Shiffrin no disputará el super G olímpico de mañana sábado tal como tenía previsto. Shiffrin, que acabó cuarta en el slalom donde defendía el título conquistado en Sochi, ha variado su programa en estos Juegos tras la decepción de no haber podido siquiera subir al podio tras tomar la salida como la gran favorita.

En la primera manga cedió 48 centésimas a Wendy Holdener y se rumoreó que había vomitado antes de tomar la salida. La propia Shiffrin había expresado a su equipo que notaba síntomas de padecer un virus intestinal. Posteriormente aclaró que “era más una cuestión de nervios que otra cosa. Ahora no me encuentro mal, no creo que tenga un virus. Lo creí tras la primera manga pero me parece que me estaba construyendo una excusa”.
Y ha admitido sin tapujos que no tuvo su día. “No hay excusa. He estado esquiando un slalom agresivo en slalom durante toda la temporada. Me sentía cómoda y confiada y hoy he esquiado conservadora. Eso me disgusta. Pero así es la vida”, ha dicho.
Entrando propiamente en el análisis de su slalom, Shiffrin ha manifestado que “no he sabido aplicar mi técnica en ninguna de las dos mangas. A veces pienso que la única persona que puede batirme en el slalom soy yo misma. Hoy no he esquiado como debía hacerlo y es un gran fastidio”.
Su participación en el super G está descartada y ha dicho que entrenará el descenso del miércoles, donde su presencia todavía no es segura.

Sensación ganadora
La otra cara de la moneda era la sueca Frida Hansdotter, recién proclamada campeona olímpica de la disciplina más técnica después de unos cuantos años rivalizando con Shiffrin y quedando a la sombra la mayoría de las veces.
La sueca de 32 años ha obtenido la gran recompensa a su constancia y regularidad. En los tres últimos Mundiales se ha subido siempre al podio. Fue plata en Vail’2015 y bronce en Schladming 2013 y St Moritz 2017 siempre con Mikaela en lo más alto del podio. Ganó el Globo menor de slalom en 2015-2016, con Shiffrin lesionada, y su balance de victorias en la Copa del Mundo no le hace justicia: sólo cuatro, siempre en slalom, para un total de 31 podios.

“Sabía que iba a ser duro; Mikaela ha estado muy fuerte toda la temporada. Por eso ha sido un poco sorpresa. Es bonito ganarla por una vez porque ella casi siempre me gana a mí”, ha explicado Hansdotter, que admite que se levantó con buen pie.
“Al inicio de las dos mangas tuve una sensación de diversión, de que me lo iba a pasar bien. No podía quitarme la sonrisa de la cara y esquié todo lo rápido que pude. Esquiar a este nivel ha sido muy divertido y encima me llevo un oro para casa. Detrás hay mucho trabajo pero vale la pena por cada minuto que estoy aquí”.
Sobre la presión de salir la última en la bajada decisiva ha dicho que “sabía que podía salir bien o mal; no es fácil de manejar ese momento. Pero, repito, estaba muy alegre, con esa sensación ganadora pese a que no esquié lo mejor que sé en la segunda manga. Mis piernas ya no fueron tan rápidas”.