
Este mediodía se ha presentado en Barcelona la exposición que hasta el 4 de marzo conmemora las bodas de platino de La Molina, la estación decana del esquí español. El Espai Provença de Barcelona ha quedado pequeño ante el interés que ha suscitado la muestra, que ha sido presentada por Enric Ticó, presidente de FGC, Toni Sanmartí, director de la estación, y Antonio Campañá, ex olímpico español, fotógrafo de prensa y testigo de los inicios de La Molina.
Ticó ha empezado su parlamento destacando que «La Molina ya hizo historia cuando instaló el primer telesquí comercial en Font Canaleta. Con el paso de los años ha seguido marcando la historia del esquí. Fue la primera en tener cañones, la primera en traer una Copa del Mundo de alpino, y por su ubicación es un enclave estratégico que une la Cerdanya, el Berguedà y el Ripollés».
También ha subrayado Ticó la importancia de La Molina como motor económico porque «lo que genera La Molina supone un ocho por ciento del valor añadido bruto de la zona. La estación da trabajo a más de 800 personas y su actividad no se limita sólo al invierno sino que en verano va al alza y en el último se organizaron treinta actividades». Concluyó aportando una pincelada emotiva al decir que «generaciones de esquiadores han aprendido a deslizarse sobre unas tablas en La Molina; una estación que transmite un sentimiento especial».

Actos conmemorativos
Toni Sanmartí, por su parte, ha utilizado la complicidad para iniciar su discurso al asegurar que «todos los que estamos aquí somos ‘molineros’. Y como la ocasión de cumplir 75 años lo merece, hemos querido elevar el nivel de nuestros eventos para celebrarlo». Sanmartí hizo un llamamiento para llenar la estación el 17 de febrero con motivo de la Fiesta Retro, cuando la pista Llarga retrocederá siete décadas en el tiempo con un trazado marcado con palos de castaño o avellano y los trapos triangulares rojos, animando a que los usuarios «se vistan de la manera más antigüa que puedan». La segunda gran cita a la que se ha referido Sanmartí es la del 3 de marzo, la gran fiesta final que coincidirá por la mañana con una prueba de Copa del Mundo de snow y que se rematará con un concierto de Els Amics de les Arts y un gran castillo de fuegos artificiales. La temporada concluirá el día 17 de marzo con la fiesta de los clubs, el día 17 de marzo se celebrará, elemento imprescindible de cantera y del que La Molina puede presumir de que es la estación con mayor número de clubs, con el permiso de la presentación del libro de los 75 años el 21 de febrero.

Campañá, un histórico de La Molina
El último en tomar la palabra ha sido Antonio Campañá, historia viva del esquí alpino en nuestro país que ha enumerado su vivencia personal con la estación, desde que su padre, Antoni Campañà i Bandranas, también fotógrafo, decidió construirse una casa cuando Antonio apenas tenía un par de años. Recuerdos de su infancia, sus juegos, sus primeras competiciones y su larga trayectoria desde que con cinco años ganó allí su primera carrera y con doce se impuso en el Nacional de Nuria e ingresó en el equipo de la RFEDI. «He esquiado en todos los continentes menos en Australia (esta me la debe un amigo que me lo ha prometido desde hace muchos años), he conocido estaciones fabulosas pero siempre vuelvo a La Molina. Es parte de mi vida, allí pasaba las Navidades con toda la familia y tengo un ‘enganche’ indisoluble con La Molina. Yo soy ‘molinero’ y lo digo con todo el orgullo. Hay una atracción difícil de explicar; La Molina te impregna de un sentimiento especial. Pero no sólo a mí. Esquiadores de fuera de Catalunya como el inovidable Paquito Fernández Ochoa, Aurelio García y tantos otros cayeron en el encanto de La Molina, una estación donde se hacen cosas para la gente y no tanto por el beneficio económico. Sin olvidarnos de su espíritu competitivo, siendo también un referente en organizar pruebas de todos los niveles», ha dicho Campañá, autor de buena parte de las fotografías que ilustran la exposición.
Historia de La Molina
La Molina, donde la esencia de la nieve y el esquí han marcado una larga historia