
Amante de la nieve virgen y el heliski, Pep Campolier es de los pocos que puede contar que ha sobrevivido a dos aludes. Y el responsable de que hoy, el inicio de la temporada de esquí sea en el puente de la Purísima.
Su revolución se remonta a los primeros viajes a los Alpes franceses que tuvieron a Miki Moto y Carles Cuní al frente con grupos de hasta 7.000 personas y marcaron una época. Para el sector, que ha visto como desde entonces crecían sus arcas, es un drama si no se puede abrir en estas fechas.
En unos días, inaugura el primer viaje a la estación de Niseko, a unos 100 kms. de la mítica Sapporo, (Japón) en busca de la mejor nieve del mundo con un grupo de 31 aficionados.
Profesor de Esquí diplomado por la EEE y director de la escuela Tot Temps Esquí en Les Angles (Pirineo Francés), inició sus enseñanzas en la estación de Vallter 2000 en Girona en el invierno del 76-77.

Lleva 40 años dedicado al esquí, su pasión y también su medio de vida a través de su agencia Viatges Campulié especializada en deportes. Conoce a la perfección las principales estaciones de esquí de Europa y buena parte de América, Canadá, Alaska, Nueva Zelanda, Sochi (Rusia), además de una expedición al Himalaya.
1. ¿Cuándo te iniciaste en este deporte y de la mano de quién?
Esquié por primera vez en La Molina cuando tenía 20 años, solo una vez. Donde realmente me inicié, y fue accidentalmente, fue en el servicio militar. Me tocó Sabiñánigo (Huesca), en un destacamento de zapadores y escaladores de montaña, donde francamente disfruté muchísimo y el tiempo volando me pasó volando.
Llevaba apenas 3 meses cuando tuve mi primera experiencia importante. En una salida de caza del sarrio con un subteniente y 5 compañeros, al atravesar una cresta en diagonal, a media ladera y a unos 30 metros de la cumbre, se rompió un alud. No teníamos ni idea de la fuerza que tiene y de la cantidad de nieve que puede arrastrar! Bajamos los cinco con mochilas, cetme y todo…
Tuvimos suerte porque era una pala muy extensa y no se acumuló nieve como pasa muchas veces. Generalmente, toda la nieve se acumula en el fondo del valle y se hace un embudo. Fue un susto muy grande porque al llegar abajo nos dimos cuenta que faltaba un componente. Faltaba Rosendo. Dónde está Rosendo, dónde está Rosendo… en medio de todo, vimos un gorro y empezamos a escarbar en la nieve y nos dimos cuenta que era de alguno de nosotros que lo había perdido, o sea que ni siquiera era de él. Miramos más abajo y descubrimos un salto de unos 3-4 metros de alto. Él estaba con nieve hasta los hombros. Pobre, no se podía mover. Estaba clavado en medio de la nieve que le había caído encima. Bajamos y lo fuimos descubriendo. A mí se me rompió un esquí… y este fue todo el daño que tuvimos, sin consecuencias afortunadamente.
2- ¿Qué te gusta o emociona de este deporte?
Para mí son muchas cosas, una es que puedes ir solo aunque no sea lo más aconsejable. Puedes coger un remonte y disfrutar sin depender de nadie. La libertad que tienes de moverte como quieras donde haya un manto de nieve es total. No sé si hay muchos deportes que te lo permiten.
A partir de aquí, la variedad es mucha, aunque, personalmente el que más me gusta, es la nieve virgen o fuera pista que es lo más peligroso y lo menos recomendable, pero es algo que a pesar de mis años, cuando veo una pala virgen me cuesta no caer en la tentación.
Yo no he probado nunca la droga, ni la probaré pero creo que esto debe ser como una droga. Por otra parte, cuando tienes familia poder practicar este deporte con ellos, cohesiona mucho y ayuda a evitar muchos males de noche, etc. Poder viajar, ir por el mundo y conocer estaciones, para mi es el todo.

3. ¿Cuál es tu estación preferida y por qué?
Mi estación preferida es aquella que cuando llego ha caído medio metro de nieve fresca y puedes esquiar por cualquier lugar fuera pista. Y esta estación puede ser Zermatt, Whistler, Les Trois Valées o Tignes que conozco muy bien y adonde he ido muchos años en invierno y en verano.
Pep Camplier, “No es fácil esquiar fuera pista”
La persona que esquía realmente bien en pista, esquía bien fuera pista. Lo que pasa que a veces nos parece que esquiamos bien en pista, y no es así. Una vez, un cliente me vino a ver porque quería ir a Valle Nevado (Chile) en verano para aprender a esquiar en nieve virgen. Le dije que esquiar en Chile le costaría mucho dinero y “tengo mis dudas de que aprendas a esquiar en nieve virgen yendo a la nieve virgen” le dije, porque la nieve virgen no se aprende haciendo nieve virgen. “Tú dices que esquías muy bien, pero estoy seguro que debes tener alguna descoordinación en tus movimientos y en nieve virgen, lo que te pasa es que esta descoordinación te provoca miedo, cada vez más miedo, que es lo que me estás explicando”. Le propuse ir a un glaciar de Austria, que está aquí al lado, con un presupuesto mucho más ajustado y aprender en una pista. Accedió, y fuimos al glaciar de Hintertux 10 días. Y, efectivamente, tenía un problema de coordinación con el bastón izquierdo que arreglamos. Los bastones son muy importantes porque nos dan seguridad y nos ayudan a encadenar los virajes.
4. ¿Con quién practicas habitualmente este deporte, alguna salida a destacar?
Siendo monitor de esquí y organizando salidas por todo el mundo, practico con muchísima gente y me lo paso bien siempre. Destacaría una salida de esquí poco convencional al Mont Blanc con el alpinista Oscar Cadiach, que ha escalado las 14 montañas más elevadas del planeta, o la expedición con Eduard, el padre del Kilian Jornet, al Kedarnath en el Himalaya.
6- Imprescindibles para ti
Tener ganas de esquiar. Buena nieve y buenas pistas. Sin embargo, para mí el esquí tiene dos vertientes y las respeto las dos. Una, el esquí como deporte cada uno con sus capacidades, y la otra, disfrutar de la montaña, de las vistas, de la gastronomía y de todo lo que envuelve una estación de esquí y unas vacaciones.

7- Qué no soportas
Profesionalmente tolero a todo el mundo, claro! Cuando voy por mi cuenta, me gusta salir a primera hora, esquiar rápido, no parar cada cinco minutos, hacer esquiadas largas, no entretenerme al subir a los remontes y esquiar todo el día.
8- Alguna anécdota o secreto del Pep Campolier esquiador
Entre los que me conocen corre el chisme “si vas con Pep, llegarás a la estación caminando”. Me gustan los lugares nuevos, agrestes, no preparados para el turismo. Y a veces, sucede que llegamos abajo y no hay navettes, no hay nieve y hay que ir andando.
Siempre estoy observando, dónde se puede hacer una bajada diferente y fuera pista. Una vez, con un amigo monitor en Austria, nos quedamos más de siete horas bloqueados bajo una telecabina. Nos tuvieron que rescatar ya que no se podía bajar a pesar de que desde arribar parecía que sí. A medio recorrido nos encontramos un riachuelo, hielo, agua que bajaba…. ¡Una aventura!
9- ¿Qué equipo o material utilizas?
Pantalón anorak y camisetas técnicas. Lo más complicado para mí son los pies. He probado todo y ahora lo último que he descubierto son unas plantillas que se acoplan muy bien y dan calor.
10- Deporte blanco, gastronomía y relax ¿son ingredientes que cuadran en tu plan?
Me encanta comer y comer bien. Me da igual una verdura o una carne. Lo importante para mí es un primero y un segundo que sea bueno y de calidad. Dejo para otros la cocina de 20 mini platos.
11- ¿Cuál es tu escapada perfecta?

Me encanta ir con la familia y ahora también con los nietos. Con amigos, enfermos de esquí como yo, mi escapada perfecta es La Grave (cara norte de los 2 Alpes, en Francia) donde te encuentras nieve virgen o bumps a 3.5000 mts. de altitud y 2.000 mts. de desnivel. Y esto te permite unas esquiadas excepcionales!
12- ¿Cuál es el destino de tus sueños?
No quisiera parecer pretencioso, pero mis sueños en el esquí ya los he cumplido sobradamente. Hacer heliski en Alaska, Canadá, Zermatt, recorrer las principales estaciones de Europa (Francia, Italia, Austria, Suiza), EEUU, Canadá y ahora Niseko en Japón… Me siento un privilegiado y además con mucha suerte.
He hecho suficientes locuras como para haberme roto todo pero solo me he fracturado dos veces una el radio y otra el codo cuando tenía nueve y catorce años cuando todavía no esquiaba. En esquí lo más grave que he tenido ha sido una distensión de ligamentos que recuperé rápidamente.

14- ¿Te preparas físicamente?
Muy poco. Desde hace un par de año hago bicicleta de montaña una vez a la semana, dos horas y media aproximadamente y un desnivel de unos 500/600 metros.
¿Y el segundo alud?
El segundo alud me cuesta un poco más comentarlo. Es una historia dolorosa. Fue el 4 de marzo del 1984 en la estación de Vallter 2000 (Girona). Hacía mucho viento y la estación estaba prácticamente cerrada.
Tres monitores, entre ellos Enric Planella y yo, decidimos ir a las palas en forma de embudo que hay en la zona de la Xemeneia (Chimenea) justo detrás del restaurante, donde teníamos una carrera medio montada. Quisimos bajar por un tubo. No parecía que hubiese nevado tanto.
Enric, que era un gran esquiador, empezó a bajar delante. Y a unos 30 metros rompió el alud. Se oyó estruendo como si fuera un disparo. Nosotros conseguimos esquivarlo pero Enric, no. Lo más importante en situaciones como estas es liberarte de los esquís y lo que lleves. ¡Fue terrible! La nieve te viene encima de una forma brutal. Cuando al final pudimos salir por nuestros propios medios. Sabíamos que Enric iba delante pero nunca pensamos que hubiera llegado tan lejos. No lo encontramos hasta al día siguiente en el telesquí de Morens. Desafortunadamente demasiado tarde. Muy duro…..