
Valentin Giraud-Moine, que se lesionó de gravedad el pasado enero en el descenso de Garmisch Partenkirchen, volvió a calzarse unos esquís ayer en Tignes. Durante diez meses el ‘descendeur’ de Orcières ha pasado por un calvario quirúrgico, en el que se le han trasplantado tejidos para reconstruir los ligamentos de ambas rodillas, y un largo proceso de rehabilitación.
Junto a Olivier Pedron, responsable de los procesos de recuperación de la Federación francesa. Giraud-Moine ha vuelto a deslizarse sobre la nieve con cautela. Tras este primer contacto ha manifestado a ‘L’Equipe’ que “empecé con cierto temor porque no sabía cómo iban a reaccionar mis rodillas. Estaba un poco estresado pero todo ha ido muy bien. Ha sido bonito reencontrarme con la nieve y el frío encima de unos esquís. He hecho siete u ocho bajadas, siempre en pistas más azules que rojas. He calentado rodillas pero no más que en una sesión de musculación”.
Se siente afortunado porque está superando una lesión muy grave que incluso llegó a comprometer sui trayectoria deportiva. “Desde la caída he trabajado muy duro para poder volver a esquiar. Poder hacerlo al principio del invierno es toda una victoria en un proceso de recuperación que suele ser más largo”, ha comentado Giraud-Moine.
El retorno de Blaise Giezendanner
Buenas noticias también para otro velocista francés. Blaise Giezendanner, que se lesionó el ligamento lateral interno y se rompió parcialmente el cruzado anterior derecho entrenando en Chile en septiembre, volvió ayer a esquiar seis semanas después.
No ha pasado por el quirófano y sus sesiones de entrenamiento serán progresivas. La semana que viene se ejercitará en Italia con el equipo francés de Copa de Europa y su intención es volver a la Copa del Mundo a la vuelta de las carreras norteamericanas.