
Bode Miller, el yankee que revolucionó el esquí alpino en los albores de este siglo, se ha rendido a la evidencia y ha anunciado que cuelga definitivamente los esquís con 40 años recién cumplidos. De hecho, Miller se puso por última vez un dorsal en competición el 5 de febrero de 2015 en el Mundial de Beaver Creek para no acabar el super G por culpa de una caída escalofriante cuando había pulverizado los dos primeros parciales y que le reportó una fractura del tendón de la corva (parte posterior de la rodilla) derecha.
Para el equipo estadounidense unos Juegos de Invierno están por encima de todo. Miller no fue incluido en la preselección del equipo de alpino pero sus seguidores, que son multitud, mantenían un atisbo de esperanza que el propio Miller se ha encargado de desvanecer. Ha explicado a NBC Sports el porqué de su decisión de abandonar la competición. Sí que estará en Pyeongchang pero no para competir sino para ejercer de comentarista para NBC Olympics.

Miller es el esquiador estadounidense más laureado con un palmarés extenso y variado: dos Copas del Mundo (2004-2005 y 2007-2008), cuatro Globos de cristal (dos de super G, uno de gigante y otro de combinada) con un total de 33 victorias, un oro olímpico (combinada en Vancouver), tres platas (gigante y combinada en Salt Lake City y super G en Vancouver) y dos bronces (descenso en Vancouver y super G en Sochi), y cuatro oros mundialistas (combinada y gigante en St. Moritz y super G y descenso en Bormio) y una plata (super G en St. Moritz). Pertenece al selecto club de esquiadores que han ganado en todas las disciplinas de la Copa del Mundo junto a Marc Girardelli, Pirmin Zurbriggen, Kjetil Andre Aamodt y Guenther Mader.
Lo ha ganado todo, los años pesan, la familia tira mucho (cuatro hijos fruto de su matrimonio con la jugadora de voley playa Morgan Beck) y su granja de caballos de carreras en Easton (New Hampshire) absorbe todo su tiempo. Posiblemente su última disputa ha acabado por quitarle las ganas de esquiar. Miller pretendía volver a competir pero no con Head, con quien tenía un contrato desde 2006 que le ligaba hasta 2018, sino con Bomber, una marca que se comprometió a promocionar. Interpuso una querella contra la marca Head en el Tribunal federal de Los Angeles, que se desentendió.
Vídeo de la espectacular caída
Un rebelde con un talento innato
Siempre ha sido un rebelde, durante varias temporadas se negó a convivir con el equipo estadounidense y lo hacía en un ‘camper’, se ha declarado partidario de la barra libre en el dopaje, no ahorrado críticas a sus rivales cuando lo ha creído oportuno (especialmente ácidas fueron las palabras que dedicó a Didier Cuche cuando perdió ante Stephan Eberharter por cuatro centésimas un super G en Val d’Isère 2001) e incluso ha reconocido que alguna vez había competido en estado de ebriedad porque así iba más rápido.
Todo un personaje que durante muchos años ha sido el protagonista del ‘Circo’ no sólo por su excéntrica personalidad sino por su enorme talento con unos esquís en los pies, talento que le llevaba a arriesgar al máximo con las consecuencias que conlleva.

Familia y caballos, sus prioridades actuales
“Me siento muy feliz en casa con mis hijos, en la granja con mis caballos. Miro las carreras y no siento ni las ganas ni la motivación que tenía hace unos años. No me apetece volver a machacarme entrenando porque ahora mi prioridad es la familia y no estoy dispuesto a sacrificarla por seguir compitiendo. Esquiar es arriesgado y peligroso. Si me hubiese dedicado a otro deporte, el golf por ejemplo, podría jugar yendo cojo. Pero no en el esquí, que pide una preparación muy exigente. No, no es factible”, manifiesta Miller a NBC.
Sabe que le ha llegado su hora y siente una especie de liberación por abandonar lo que durante muchos años ha sido su vida. “No voy a echar de menos nada porque las cosas tienen su curso. He disfrutado de una larga y exitosa carrera deportiva y siempre he tenido la tendencia de procesar las cosas prácticamente en tiempo real. Mientras competía era muy consciente de que tenía que aprovechar al máximo mis facultades y no me arrepiento de cómo he hecho las cosas. Es verdad que cometí muchos errores y estupideces pero no me arrepiento de nada. Hice lo que quería y de la manera que quería. Y para mí ese ha sido mi mayor logro”.
Miller ha estado colaborando con NBC Sports como comentarista las dos últimas temporadas y ahora cubrirá los Juegos de Pyeongchang, la que tenía que ser su última cita deportiva de una carrera que inició al más alto nivel con una undécima plaza en el gigante de la Copa del Mundo en Park City, el 20 de noviembre de 1997.