Llega la primavera. Pese a que muchos opinen lo contrario, la primavera se traduce en una inmejorable época para el esquí. Las jornadas son más largas y las temperaturas diurnas más agradables. Los gruesos de nieve son todavía muy destacables. A falta de las nevadas generosas que procura esta época, el maná blanco permitirá disfrutar del esquí hasta bien entrada la primavera.

Después de un inicio de temporada un poco justo de nieve en muchas áreas de montaña, el nivómetro ha ido incrementando. Las nevadas sostenidas desde mitades de enero dejan espesores más que aceptables. El manto blanco que cubre las pistas de esquí augura buenos descensos. Y no sólo los próximos días, sino de cara a las fiestas de Semana Santa.

Pero no todos opinan lo mismo. En este sentido, la llegada del buen tiempo despierta las ganas de ir a la playa. Pero no hay que olvidar que las nevadas de levante del mes de abril no han entrado todavía. Por mucho que digan “ya es primavera en el corte Inglés”, la nieve dejará todavía estampas invernales y nieve polvo.

Muchos esquiadores están preparados psicológicamente para esquiar sin nieve, y sobre piedras, en el mes de noviembre. Sin embargo, pierden el interés por el esquí primaveral. Se trata precisamente de la época que procura la mejor nieve dentro y fuera de las pistas.

LAS MEJORES TRAZAS BLANCAS EN PRIMAVERA
Para aprovechar la jornada blanca en esta época hay que cambiar el chip. La primavera proporciona una calidad de nieve estupenda. Todo es cuestión de conocerla y saber escoger la hora adecuada. Y pese a que las nevadas primaverales todavía no han entrado, la mejor opción es subir antes a las pistas.

La primavera comporta grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche. La nieve primavera se caracteriza por ser dura a primeras horas de la mañana. A medio día se ablanda por la insolación del sol.
En esta época conviene madrugar. Hay que aprovechar las primeras bajadas por las pistas donde toca el sol. Hay que comenzar por las zonas bajas y medias de la estación. A medio día, cuando la nieve engancha, habrá que escoger aquellas palas donde la exposición del sol es menor.

Se trata de ir a las áreas cara norte, donde el sol no incide directamente en la pista. El elemento blanco en esta zona no transforma de manera tan rápida y, por tanto, mantiene la calidad durante más horas.

Conforme pasan las horas, la nieve se vuelve totalmente pegajosa. Llega el turno de los snowboarders. La gran superficie que otorga la tabla permite deslizar sin muchos problemas. Una retirada a tiempo dará la opción de disfrutar del solarium de la cafetería de cualquier estación. También, permite disfrutar de la claridad del día y las impresionantes vistas que ofrece la montaña esta época del año.