
St Moritz ya es historia y como suele ser habitual en un Mundial ha habido de todo en el plano deportivo: sorpresas y pronósticos esperados, vencedores, vencidos y caídos en desgracia. En el organizativo, Suiza ha cumplido con la previsión y el certamen se ha desarrollado sin problemas. Sólo una incidencia: la cámara cenital que se fue al suelo porque uno de los aviones militares de la exhibición aérea cortó el cable que la sostenía entre las mangas del gigante masculino. Y otra meteorológica, que obligó a anular el descenso masculino y pasarlo al día siguiente junto al femenino, además de colocar la salida más abajo y evitarse la terrorífica ‘chute’ libre prevista.

El esperado título de gigante de Hirscher
Indudablemente Marcel Hirscher ha sido el gran triunfador de este Mundial de St Moritz con dos oros (gigante y slalom) y una plata en la combinada, con lo que ya suma siete medallas mundialistas, cuatro de oro. Especialmente deseado por Hirscher era el título de gigante después de las platas de Schladming y de Vail. Y en la combinada, disciplina en la que defendía título se quedó a una sola centésima del oro que se llevó Luca Aerni. El siguiente objetivo de Hirscher será su sexta Copa del Mundo consecutiva, algo que jamás ha logrado nadie.
Y no lo tiene mal porque quedan dos gigantes y dos slaloms por disputar y su ventaja en la general sobre sus inmediatos perseguidores, Henrik Kristoffersen y Alexis Pinturault que están empatados, es de 432 puntos. Si hablásemos de cualquier otro esquiador podría especularse que saldría a conservar. Pero esto es inimaginable en el caso de Hirscher.

Los veteranos canadienses
Si Hirscher ha mandado en las pruebas técnicas, Erik Guay ha dado la sorpresa y lo ha hecho en las de velocidad, proclamándose campeón del mundo de super G y subcampeón de descenso, modalidad de la que fue campeón del mundo hace seis años en Garmisch. Guay, uno de los más veteranos con sus 35 años, no entraba en la lista de favoritos dados sus resultados. No ganaba desde hacía tres años en el descenso de Kvitfjell En el super G encabezó la fiesta canadiense, con Manuel Osborne Paradis colgándose el bronce en un desenlace inesperado y con Kjetil Jansrud quedándose la plata. Y cuatro días después volvió a subir al podio para recoger la plata de un descenso ganado por Beat Feuz, bronce en Beaver Creek, y cuyo último peldaño lo ocupó Max Franz, que hasta ese momento sólo contaba con una victoria en la Copa del Mundo.

Los fiascos de Pinturault y Kristoffersen
Los fracasos en la categoría masculina han correspondido a Henrik Kristoffersen y Alexis Pinturault. El noruego venía de ganar cinco de los ocho slaloms disputados hasta el momento en la Copa del Mundo y sólo Hirscher, con dos victorias para un total de siete podios, podía aguarle la fiesta como así lo hizo. Kristoffersen saldó sus dos actuaciones, gigante y slalom con el cuarto puesto, la medalla de chocolate que nadie quiere. En el gigante le sobraron cinco centésimas para subir al podio y en el slalom once. Se esperaba más de él por lo que su fracaso deja de serlo cuando miramos a Alexis Pinturault.
El francés se vuelve a casa con un regusto amargo que ni siquiera el oro en la prueba por equipos (un invento de la FIS para atraer público pero que es más espectáculo que competición) le consuela porque además tuvo una actuación más bien floja. ‘Pintu’ ha evidenciado en su cuarto Mundial un bloqueo y un miedo escénico difícil de explicar. Se prepara aparte, es la estrella indiscutible del equipo francés pero falla estrepitosamente en las grandes citas a cara o cruz. Sólo tiene una medalla individual en el Mundial, el bronce del gigante en Beaver Creek por detrás de…Hirscher.
En St Moritz ha tomado parte en cuatro pruebas individuales y su mejor plaza ha sido la sexta en super G. En la combinada ganó el oro para Francia fallando una de sus cuatro carreras, en el gigante (donde tenía depositadas todas sus esperanzas tras haber ganado tres de seis en la Copa del Mundo) acabó séptimo tras ser tercero en la primera manga y firmar una segunda desastrosa, con el 21º mejor tiempo. En el slalom, su última oportunidad, se fue fuera en la primera manga.

La frustración de Jansrud
Tampoco ha sido el mejor Mundial para Kjetil Jansrud, que llegó a St Moritz (su sexto Mundial) ansiando un primer título. Su único botín en una cita mundialista (lleva seis) era el de la plata de la combinada de Vail de hace dos años. Y en St Moritz ha obtenido otra plata, la de super G, mientras en el descenso se quedó en la cuarta posición y en la combinada renunció al slalom para cuidarse de un estado febril tras ser sexto en el descenso.

Sorpresas y flautas que suenan
Los invitados sorpresa fueron el ya citado Franz con su bronce en el descenso, Luca Aerni, oro en la combinada y con su palmarés virgen hasta ese momento. A sus 23 años tiene tiempo por delante para confirmar o desmentir que la flauta no ha sonado por casualidad. Fue subcampeón del mundo junior de slalom en Jasna 2014 pero son muchos los que tras unos inicios prometedores no han sabido adaptarse a la máxima categoría.
Quien ya no tiene tiempo para evidenciar una progresión es Manuel Osborne Paradis, que a sus 32 años se hizo con el bronce del super G.
Mauro Caviezel, de 28 años, fue bronce en la combinada y su palmarés de victorias en la Copa del Mundo lo tiene como una patena. Roland Leitinger, plata en el gigante, tiene 25 años y dos ‘top ten’ en la Copa del Mundo y no ha podido tener un mejor debut en un Mundial absoluto. Leif Kristian Haugen, bronce en gigante, no tiene victoria alguna en el circuito y a sus 29 años ya debería haber ‘explotado’.
Manuel Feller, plata en el slalom, tampoco tiene victorias en la Copa del Mundo aunque fue campeón mundial junior de la especialidad en Quebec 2013.
Por último, un veterano como Felix Neureuther (32 años) tiene suficiente talento y oficio para no ser incluido en la lista de sorpresas. Lleva tres Mundiales consecutivos colgándose metales en slalom: plata en Schladming y bronce en Vail y St Moritz. Y doce victorias en la Copa del Mundo.

Crecer sin complejos
La participación española se ha limitado a la presencia de Juan del Campo en el gigante y el slalom y a la de Quim Salarich en el slalom. El catalán acabó el 25º en el slalom tras meterse en último en el corte de 30 de la primera manga mientras que el vasco fue 35º en el gigante y no acabó la primera manga del slalom.
Resultados que pueden inducir a un moderado optimismo en un país sin cultura en el esquí de competición pese a la profusión de estaciones. Las ayudas y los presupuestos son los que son y no va a ser fácil revertir una situación, pese al entregado trabajo de May Peus y su junta, en la que sólo puntuales destellos captan la atención de la prensa y de un gran público abducido por el llamado deporte rey desde esos mismo medios.
Suizos y austriacos dominan
En categoría masculina Austria y Suiza se han llevado dos oros, empatando también a un bronce. Pero el ‘Wunderteam’ ha ganado además tres platas. Canadá se lleva una de cada, Noruega una plata y un bronce y Alemania otro bronce.