
Alegría incontenida en el equipo canadiense con el oro de Erik Guay y el bronce de Manuel Osborne Paradis en el super G del Mundial de St Moritz. La cruz de la moneda le ha tocado a la delegación noruega, que se las prometía muy felices con Kjetil Jansrud y Aleksander Aamodt Kilde en lo más alto del podio. Hasta que llegaron los dos veteranos canadienses y les bajaron a la tierra.
Erik Guay, de 35 años, es el primer canadiense que gana un título mundial en esta disciplina y ha tenido que echar mano de todos los recursos que le proporciona su experiencia para alzarse a lo más alto del podio. Experiencia que ya había conocido en 2011 cuando se alzó con el título mundial de descenso.
Dos graves lesiones
“Es increíble subir a lo más alto del podio y compartirlo con dos amigos tan cercanos como Kjetil y ‘Manny’. Pero lo mejor para mí ha sido poder volver al más alto nivel y olvidar mi grave lesión antes de asimilar lo que acabo de conseguir”, ha dicho Erik Guay que desde hace años sufre problemas de espalda y en junio de 2014 se operó de la rodilla izquierda que le tuvo apartado de la competición hasta noviembre de 2015. El nuevo campeón del mundo es un quebequés de 35 años que ha ganado cinco veces en la Copa del Mundo, la última hace casi tres años en el descenso de Kvitfjell.

Elegancia de Jansrud
Kjetil Jansrud aceptó la derrota con deportividad y ha explicado que “siempre salgo a ganar pero hoy Erik ha demostrado cómo se gana; ha estado impresionante. No siento decepción, esta plata me hace muy feliz. Ahora ya espero con impaciencia el descenso del sábado”. El noruego compite en su sexto mundial y nunca ha ganado un oro, la plata de Vail en la combinada es su único metal en una cita mundialista.
Regalo de cumpleaños
Manuel Osborne Paradis, por su parte, rompe con una eterna racha de sequía. No ganaba desde que se impuso en el descenso de la Copa del Mundo en Val Gardena en diciembre de 2009, hace nada menos que siete años. En el circuito ha ganado tres veces y en un Mundial su mejor puesto era la novena plaza en el descenso de Are 2007. Hoy se ha hecho un buen regalo en el día que cumple 33 años. “He cometido un gran error a mitad del recorrido y sabía que si no lo daba todo hasta meta estaba acabado. Es lo bueno de las carreras. La verdad es que me he hecho el regalo de cumpleaños más bonito”, ha manifestado.