
La primera escuela del esquí alpino se le atribuye al austriaco Hannes Schneider. Vecino de Stuben am Arlberg, el esquiador comenzó a ejercer de guía de esqui en hotel Post de st. Anton am Alrberg en el año 1907. Y pronto comenzaría a desarrollar la que se conoció como técnica del Arlberg.
Apodada como Stem Cristiania, la introducción del esquí contemporáneo permitió pasar de la cuña al paralelo con total garantías. Y aunque algo modificado, el método sigue siendo la base del esquí alpino actual.
ST. ANTON AM ARLBERG, LA CUNA DEL ESQUÍ ALPINO
HISTORIA DEL ESQUÍ ALPINO
La evolución del esquí aparece a finales del siglo XIX. En invierno del año 1892, Franz Reisch, vecino de Kitzbühel (Austria), tuvo la excepcional idea de subir andando hasta los 2.000 metros del Kitzbüheler Horn y lanzarse esquiando por las laderas hasta llegar al pueblo. Con esta proeza, Reisch, más tarde alcalde de Kitz (tal como la llaman los austriacos), se proclamó el inventor del esquí alpino.

FOTO: www.househannesschneider.at
Hannes Schneider, creador del club alpino de Arlberg en 1901 y de la primera carrera de esquí, tres años más tarde, fue el fundador y creador de la primera escuela de esquí alpino. Fue en el 1924, en la estación austriaca de St. Anton am Arlberg. Schneider introdujo la técnica de la cuña y el stem además de mejorar las fijaciones, asentándose, de este modo, las bases del esquí alpino.
Concretamente, este mismo año, la estación francesa de Chamonix presidía los primeros Juegos Olímpicos. En 1930 se introducen los cantos en los esquís y un año más tarde, comenzaron a realizarse los Campeonatos del Mundo de esquí alpino.
En 1950, con la implantación de la puntera de seguridad, nacía la nueva era del deporte blanco. Las fuertes pendientes y los cambios de nieve obligaron la evolución de la técnica del esquí y, en consecuencia, del material. De esta forma, en el III Congreso Intersky, celebrado en Val d’Isère (Francia), se aprobó la nueva forma de esquiar bajo el nombre de la técnica del juego de piernas. Es el conocido actualmente por el giro corto o “wedeln”. Gracias a ello, el corredor austriaco Tomas Sailer se adjudicó, en los Juegos Olímpicos del año siguiente, cuatro medallas de oro.
Por aquel entonces, el esquí seguía siendo una actividad muy habitual en los valles de montaña, contrariamente de lo que sucedía en el ángulo deportivo. Los deportes de invierno, en especial el esquí, se habían convertido en las vacaciones invernales de la alta sociedad.