
El Pirineo francés es el gran desconocido pese a estar tan cercano de nosotros. Patrimonio Mundial de la Unesco, y con una superficie de 45.707 hectáreas, ofrece una multitud de modalidades de ocio y relax a tiro de piedra de España. Cimas míticas como Pic du Midi, Midi d’Ossau o Grand Tourmalet; el circo glaciar de Gavarnie y más de mil emblemáticas pistas de esquí, tanto alpino como nórdico, y quince manantiales con aguas que brotan a más de 30º C en pleno invierno. Este hecho convierte a los Pirineos franceses en el destino del Ski & Spa.
Vamos a centrarnos en tres destinos que atesoran vistas panorámicas increíbles, rincones insólitos y nuevas experiencias de vida. Hablamos de Ascou, Beille y Guzet, tres estaciones de los Pirineos franceses llenas de encanto para descubrir este invierno.

Ascou enseña con talleres temáticos
Situada en la región francesa de Ariège, Ascou es una estación de nieve tan entrañable como excepcional. En sus 20 km de pista se puede disfrutar con toda la belleza y majestuosidad de los Pirineos franceses, sea esquiando o paseando sobre raquetas de nieve. Se puede elegir entre los diferentes itinerarios lúdicos de media jornada que transcurren por los bosques de pinos de Ariège, Vallées d’Ax y Ascou-Pailhères.
Ascou ha puesto en marcha una iniciativa inédita como es la de los talleres temáticos para dar a conocer las actividades de montaña. La novedad de esta temporada invita a descubrir el papel de los perros de salvamento. Por cuatro euros por persona, y con cita previa, Cédric Peyre y su Collie Border demuestran durante una hora el sistema que siguen los perros para garantizar la seguridad en las pistas.

Beille, el reino del Príncipe Negro
El caballo de Mérens, también conocido como el Príncipe Negro, ha sido tradicionalmente el compañero de los agricultores de montaña. Es una raza dócil, flexible y generosa que ahora se ofrece para recorrer, durante hora y media y a partir de 40 euros, los más bellos y recónditos parajes de las montañas nevadas de Ariège.
Otra opción para descubrir estos parajes llenos e encanto es la de acudir a el ‘musher’ Vincent y sus 35 perros entre los que se mezclan varias razas. Desde los ruidosos samoyedos a los robustos groenlandeses sin olvidar a los pequeños pero veloces huskys siberianos o los resistentes Alaska malamute. Un paseo en trineo tirado por estos perros cuesta nueve euros para los adultos y seis para los niños.

Esquí para sibaritas en Guzet
En esta estación el programa para un día completo empieza por el ascenso en ‘ratrac’ al Chalet de Beauregard para un desayuno junto a la lumbre de una acogedora chimenea. Con una incomparable vista panorámica se puede observar cómo los ‘Hombres de la Sombra’, como así llaman a los trabajadores de las pistas, acondicionan los trazados por los que esta estación se ha hecho famosa.
Los practicantes del freestyle tienen un nuevo aliciente con el Snowpark, dispuesto a acoger a los ‘riders’ más exigentes. En él se ubica una pista lúdica con whoops, saltos y virajes que permiten sentir nuevas sensaciones con total seguridad.
Se puede concluir la jornada con una cena de montaña, a partir de 25 euros, en El Papayo alrededor de la chimenea central, mientras se escucha la música de Paul, el propietario del nuevo restaurante, aficionado al jazz y a la música clásica y contemporánea.