
Henri Kristoffersen ha denunciado a su federación por la prohibición de lucir su patrocinador personal, Red Bull, en el casco pero volverá a competir el primer fin de semana de diciembre en Val d’Isère, que acoge el descenso y el super G cancelados en Lake Louise.
Hoy se ha sabido que el último ganador del Globo de slalom ha interpuesto una demanda civil a su federación, la Norges Skiforbund, por 15 millones de coronas, algo más de un millón de euros. Pese a todo, Kristoffersen se ha estado entrenando junto a sus compañeros de equipo y ha tenido que excusarse ante ellos obligado por la federación, que además ha impuesto la exclusión del padre del esquiador en su equipo.
De mala gana ha accedido Kristoffersen porque lo primordial para un deportista es poder competir. Sus palabras han sido escuetas pero claras. “Está claro que quiero que mi padre esté siempre a mi lado. Hemos trabajado muy bien hasta ahora y no acierto a entender el por qué de esta exigencia. Por fuerza, no estoy de acuerdo con la federación y no creo que sea un delito pensar diferente de ellos. Por el momento no voy a decir nada más”.
La versión federativa
Por parte federativa, el jefe de alpino Claus Ryste se ha limitado a decir que “sólo puedo confirmar la reunión que tuvimos con el esquiador y no voy a detallar nada más hasta que se pronuncie el tribunal”. Ryste ha añadido que en ningún momento se va a perjudicar la trayectoria deportiva de Kristoffersen. “Debemos separar el aspecto burocrático del asunto. Pese a la demanda, el atleta correrá en la próxima cita”.

Sin embargo podría darse el caso que la sentencia fuese dictada antes del 4 de diciembre ya que ambas partes están citadas a declarar a mediados de la semana que viene. La posición de fuerza del esquiador podría volverse contra él mismo de modo negativo. Han sido varios los velocistas noruegos que han expresado su malestar en las redes sociales ante la postura de Kristoffersen.